REFLEXIONES SOBRE LOS MODELOS CHINO Y OCCIDENTAL EN LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO
Actualizado: 4 jul
Por Julián Briz e Isabel de Felipe
Publicado el 02/07/2024
La irrupción de China en el protagonismo político-económico internacional está produciendo una revisión de paradigmas en diversos escenarios. Durante siglos, China se autoaisló del mundo exterior a raíz de la revolución interna entre eunucos y mandarines y, aún manteniendo el liderazgo económico, se centró en sus asuntos internos. La nueva fase de apertura y relaciones exteriores impulsada por Deng Xiaoping implicó un sistema de cooperación con los países en desarrollo. Exponemos a continuación unas reflexiones sobre el modelo chino y el de los países occidentales, con sus peculiaridades, pros y contras.
Las relaciones comerciales internacionales vienen pasando por distintas modalidades a lo largo de la historia entre lo que podríamos llamar bloques Norte (N) y Sur (S) según los niveles de desarrollo. El flujo comercial colonizador ha sido considerado N-S y las relaciones entre iguales vienen siendo N-N y S-S con problemáticas claramente diferenciadas.
Las relaciones N-S colonialistas se basan en extraer los recursos económicos de las colonias (minerales, agrícolas, oro, plata, diamantes) para ser elaborados y comercializados por las metrópolis, aportando un mayor valor añadido. Entronca con la teoría del desarrollo Centro (metrópoli) con la Periferia (colonia.) Los flujos perduran en la actualidad para productos como el cacao y el chocolate, incluso después de la independencia de las antiguas colonias, con modalidades político-comerciales como la Commonwealth en los países sajones, entre países ya desarrollados y en desarrollo.
El modelo exportador de productos disponibles en las colonias promueve una concentración de la economia nacional en esas áreas, marginando la diversificación y aumentando el riesgo de inestabilidad de mercados y la dependencia del país receptor importador.
Los enfoques sobre el funcionamiento del modelo chino de cooperación al desarrollo varían según autores. Marcelo Muñoz, decano de los empresarios españoles en China y Presidente de la Fundación Cátedra China, considera que el método chino es exitoso dados los resultados obtenidos en continentes como África con fuertes inversiones en infraestructuras durante las últimas décadas. Para Julián Pavón, Catedrático Emérito de la Universidad Politécnica de Madrid, China aplica un modelo expansivo económico parasitario (China: dragón o parásito. ¿Quién se ha llevado mi empleo?).
El modelo chino de cooperación al desarrollo hasta 2016 se basaba en actuaciones de los ministerios de Comercio, Finanzas, Asuntos Exteriores, supervisados por el Consejo de Estado. Los bancos chinos (Desarrollo, Exim) también conceden préstamos. Con el fin de homogeneizar actuaciones en los PVD en 1918 se creó la Agencia China Internacional de Cooperación al Desarrollo incorporando sistemas de evaluación y estudios.
China dispone del Libro Blanco de Cooperación al Desarrollo, que recoge una serie de principios: realismo, igualdad, beneficio mutuo, innovación y armonía temporal, sin interferencia sociopolítica y buscando la coexistencia pacífica.
Otra de las críticas al modelo de desarrollo “neo extractivista” es la discriminación social. Al priorizar las infraestructuras en la concesión de préstamos y ayudas favorecen servicios para las clases media y alta, tales como aeropuertos, hoteles, carreteras y hospitales. Al no interferir en el modelo sociopolítico del país receptor, aceptan los estatus discriminatorios de género, mala gobernanza, corrupción, o violación de derechos humanos, principios que son irrenunciables para ciertos modelos occidentales.
El modelo de cooperación al desarrollo de tipo occidental se refleja en la OCDE a través del Comité de Ayuda al Desarrollo. Cada quinquenio se establecen unas reglas sobre decisiones a tomar, evaluando políticas de desarrollo de los países miembros. Los países receptores se actualizan cada trienio según criterios del Banco Mundial, como países de renta media o baja. Entre los objetivos prioritarios, según se menciona, se encuentran la lucha contra el hambre, los procesos democráticos en la toma de decisiones, el protagonismo de la sociedad civil, la seguridad jurídica y la modernización de las instituciones públicas.
El enfoque occidental del desarrollo implica a instituciones gubernamentales locales y a la sociedad civil en aspectos económicos, sociales y medio ambientales. No obstante, hay una desventaja de visibilidad pública respecto a la mejora de infraestructuras y la entrega de proyectos en mano, como realiza el modelo chino, que aparece como más eficiente en rapidez y mejora.
Además de las dimensiones materiales de infraestructuras necesarias para el desarrollo, el factor humano es también esencial para lograr una eficiencia y sostenibilidad ( De Felipe I., 1981. El papel del ser humano en la ayuda al desarrollo. Tesis Doctoral UCM)
El espíritu de trabajo y ahorro ha llevado a China a ser “el banquero del mundo”. Simultáneamente se está constituyendo en “la fábrica del mundo” creando millones de empleos nacionales que se amortizan en los países importadores de esos productos elaborados en China, con tecnología nacional, creando una dependencia de los países receptores. (Chin, Gregory. T.; Frolic, Michael B. Emerging donors in international development assistance. The China case. IDRC, 2007)
Los problemas de los PVD radican esencialmente en la inadecuada gestión de sus recursos naturales, la debilidad se sus instituciones del Estado, la falta de entramado empresarial emprendedor nativo y el elevado nivel de corrupción.
Como toda actividad humana, existen luces y sombras que conviene conocer. Aceptar las criticas constructivas y tratar de mejorar el funcionamiento del sistema de cooperación al desarrollo es de obligado cumplimento para el bienestar de la Humanidad.
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