Para profundizar y reflexionar sobre el Confucianismo
Por Ignacio Saavedra Inaraja*
Publicado el 15/01/2024
La actualidad, más el propósito de continuar contribuyendo a la difusión de la Historia del Pensamiento Chino, nos obliga a volver a hablar de una obra firmada por Manuel Herranz y Xǔ Jǐnjīng editada por Kailas en su colección Clásicos. Ha sido publicado recientemente Los tres clásicos del confucianismo. Continúa así la encomiable labor de los dos investigadores citados con la colaboración inestimable de la editorial Kailas. La colección Clásicos de Kailas se inauguró con las Analectas de Confucio, ha incluido obras tan imprescindibles como El arte de la guerra (Sun Tzu) y el Tao Te Ching (Lao Tse) y en 2023 puso en circulación la obra que ahora reseñamos.
Los mencionados “Tres clásicos” son, por este orden, Gran Estudio, Doctrina del Justo Medio y Mencio (selección). El interés del libro radica principalmente en dos aspectos. En primer lugar, una traducción de los textos originales que cuenta con el aval del profesor de la Universidad de Salamanca y presidente de la Asociación de Investigadores y Estudiantes Chinos en Salamanca Xǔ Jǐnjīng. En segundo lugar, las numerosas notas, que son de gran ayuda para conocer aspectos desconocidos por los no especialistas sobre diversos aspectos de la historia de la Cultura China.
Los tres clásicos del Confucianismo, obra de Manuel Herranz y Xu Jinjing publicada por Kailas.
También destaca en este libro el estudio comparativo entre la Doctrina del Justo Medio propia del Confucianismo y la más cercana a la tradición occidental, tal y como se refleja en la Ética a Nicómaco de Aristóteles. Sobre este estudio comparativo queda abierta una pregunta cara al futuro de las investigaciones sobre el tema: ¿Se puede equiparar lo que se ha traducido en los textos del Confucianismo como “Justo Medio” con lo que se ha traducido del griego como “Justo Medio”? En cualquier caso, este estudio comparativo sirve para manifestar de nuevo ese llamativo fenómeno llamado “Era Axial”, ese momento en que, de modo casi milagroso, se produjeron en lugares del mundo desconectados entre sí grandes avances en la Historia del Pensamiento, con algunas coincidencias realmente llamativas.
El abordaje de las obras de los herederos de Confucio le sirve al profesor Herranz para incidir en lo que quizá constituye su gran línea de investigación: la presunta superioridad del Moísmo con respecto al Confucianismo. Al menos, en cuanto sistema de pensamiento más capaz de garantizar la paz y el respeto a los derechos humanos. En este sentido, Manuel Herranz nos recuerda un dato que, aparentemente, es síntoma de cómo el Confucianismo podría haber propiciado la discriminación de la mujer: el luto tras la muerte del padre duraba más que tras la muerte de la madre. Se afirma que no hay nada malo en el precepto de amar con especial predilección a nuestros progenitores, pero ¿por qué el padre merecía más que la madre?
Más allá del complejo asunto de la influencia del Confucianismo en las relaciones entre hombres y mujeres en China, el libro ofrece reflexiones muy sugerentes en el ámbito de la comparación entre Confucianismo y Moísmo. Una de ellas tiene que ver con una de las principales constantes de este debate intelectual: la hipótesis de que con Mo Zi como referencia intelectual habría habido menos injusticias y, por tanto, mucha más paz. Y, por tanto, se podría añadir, mucha menos pobreza.
En el libro se habla también de otro punto que podría dar lugar a interesantes debates de cara al futuro. Nos referimos a la comparación entre SunTzu y Confucio en cuanto a la bondad o maldad natural del ser humano. La pregunta de investigación podría ser: ¿Es la doctrina de una naturaleza humana creada buena pero caída por la culpa original el justo medio entre Sun Tzu y Confucio?
Como explica el profesor Herranz en el libro, Gran Estudio se atribuye a un discípulo de Confucio llamado Zēng Shēn (505-432 a. C.). Uno de sus discípulos, Kǒng Jí (483-402 a. C.) se convertiría más tarde en maestro de Mencio. La Doctrina del Justo Medio se ha atribuido tradicionalmente al mismo Kǒng Jí y fue incluida en otra obra clave del Confucianismo, el Libro de los Ritos. El tercer clásico es el Mencio, en alusión al más famoso divulgador de la doctrina de Confuio, que vivió entre 372 y 289 a. C. Los profesores Herranz y Jǐnjīng han optado no por la obra completa sino por los dos fragmentos más relevantes para su propósito. Esos dos fragmentos son Liáng Huì Wáng I y Gào Zǐ.
*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.
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