Monedas
Por Manuel Fernández Gómez*
Publicado el 21/12/2023
Dólar, renminbi, euro, yen, son el nombre de algunas monedas que se usan o han usado significativamente en el comercio internacional. El dólar estadounidense es, por ahora y al menos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la moneda predominante, si bien, en los últimos años, parece no serlo tanto.
Pero ¿ha sido siempre así?, ¡desde luego que no! ¿lo seguirá siendo en el futuro?, está por ver. En este año que expira, se han producido algunos acontecimientos “monetarios”, y en los últimos años, algunos acontecimientos político/económicos, que se pueden entender como indicios de cambio en el escenario monetario internacional.
Se utiliza en la actualidad en foros académicos e internacionales, el término desdolarización. Hay quien ve en ello una consecuencia lógica del declive relativo del poder económico y político de los Estados Unidos, y algunos apuntan a la sustitución del dólar por el renminbi, la moneda de la República Popular China, segunda economía mundial y en claro ascenso. Está por ver lo que ocurra, aunque por ahora, las autoridades chinas no parecen tener intención de que su moneda sustituya a la estadounidense.
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) y la Segunda (1939-1945) transformaron el mapa económico y político del mundo durante los siglos XX y XXI, sobre todo en los continentes europeo, asiático y africano.
El fin de la Primera Guerra, originó el desmembramiento de los imperios Austro Húngaro y Otomano y la transformación del ruso en la URSS y transferencias de las colonias y semicolonial. Todas las colonias de los vencidos pasaron al dominio de los vencedores. Inglaterra y Francia se repartieron las colonias alemanas y los territorios desmembrados de los otomanos. Sin entrar en valoraciones de aquel proceso de transferencia territorial, conviene recordar que no poco de lo acaecido durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo mucho que ver con aquel reparto territorial.
El nacimiento de la Unión Soviética tras la Primera Guerra y su participación militar decisiva en la Segunda contra las potencias del Eje en Europa fue determinante en lo que se ha denominado “Guerra fría” durante gran parte de la segunda mitad del siglo XX.
Hay un hecho poco conocido en el relato histórico “europeo”, sobre el final de la Primera Guerra, que sin embargo ha tenido repercusiones transcendentales en la evolución política en el continente asiático. Hubo una excepción muy significativa en la transferencia de los territorios coloniales de los vencidos a los vencedores.
China vivió una revolución en 1911, el milenario régimen imperial, fue sustituido por la República. La china republicana heredó la ocupación colonial de parte de sus territorios, entre ellos la provincia de Shandong, colonia alemana. Finalizada la Primera Guerra, la colonia alemana, no fue restituida a China, sino que fue otorgada a Japón. Este hecho provocó gran indignación en China hasta el punto de que su gobierno no firmó el Tratado de Versalles. El movimiento patriótico desencadenado, junto con el triunfo bolchevique en Rusia, fue el caldo de cultivo que propició el nacimiento del Partido Comunista chino y el no alineamiento de China con las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, en que China combatió a Japón con éxito notable.
Los numerosos estados que surgieron en Europa tras el desmembramiento del Imperio Austro Húngaro, claro está, fueron dotándose y acuñando monedas propias. El mismo proceso se desencadenó tras la Segunda Guerra Mundial, con las independencias de los territorios bajo mandato y colonias en Oriente Medio, Asia y Africa. Así que las monedas dominantes entre la Primera y Segunda Guerra se vieron acompañadas por otras muchas hasta que, en 1944 tras los acuerdos de Bretton Woods, se estableció un sistema económico/monetario que a través del Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial colocaron al dólar en situación de privilegio, sobre cualquier otra moneda, en el sistema de cambio y comercio internacional. El acceso a la independencia de la mayoría de los territorios coloniales en las décadas posteriores, aumentaron significativamente el número de monedas en el mundo, sin que se cuestionase, más bien lo contrario, el predominio del dólar estadounidense.
El predominio del dólar se configuró como absoluto, tras la disolución de la Unión Soviética, quien durante la denominada “Guerra fría”, rival principal de la supremacía estadounidense, no consiguió que el rublo hiciera sombra al dólar. Curiosamente, durante algún tiempo, el yen japonés alcanzó un auge frente al dólar, que tras y junto al estancamiento relativo y prolongado de la economía nipona, dejó de “cuestionar” su preponderancia en el sistema monetario.
Podría pensarse, dado el poderío económico alcanzado por China, que fuera su moneda la principal alternativa al dólar, independientemente de que las autoridades chinas no parecen estar por esa labor. Sin embargo no es así. De hecho es el euro la moneda que más sombra hace al dólar en la actualidad.
En cualquier caso, la evolución de la Comunidad Internacional, con la aparición de nuevos actores, inexistentes en la época de Bretton Woods, dan señales que apuntan en la dirección de un cambio en lo que al predominio del dólar se refiere. La creación de los BRICS, de la Organización de Cooperación de Shanghái, La Nueva Ruta de la Seda, entre otras realidades, crean nuevas situaciones en las que, las relaciones económicas, políticas y culturales de numerosos países, se entrelazan al margen de otros epicentros en las relaciones internacionales.
Algunas economías nacionales, como es el caso de Panamá, están dolarizadas, no usan otra moneda que el dólar. En Argentina, su reciente y novísimo gobierno ha declarado su intención en el mismo sentido.
Pero este mismo año, dos países, como Brasil y Argentina, decidieron liquidar parte de su deuda externa en moneda propia y otras, incluido el renminbi chino. Todo un precedente, que probablemente se amplíe, en la medida que países productores de materias primas, admitan los pagos en monedas diferentes del dólar.
En cualquier caso, a día de hoy, no parece que la “desdolarización” de la economía vaya a tener lugar a corto plazo, ni siquiera que otros espacios económicos como China o la Union Europea lo pretendan. Pero sí parece probable, que se diversifiquen las monedas en el comercio internacional.
Hay razones poderosas que apuntan hacia esa diversificación.
Entre otras, el hecho de que la primera economía, la estadounidense, ya no lo es tanto, pues China ocupa el segundo lugar y sigue en claro ascenso.
La segunda, que las crisis y dificultades de la economía estadounidense, se descargan sobre todas las economías vinculadas al dólar.
La tercera, la desconfianza que genera en muchos países, la tendencia estadounidense a intervenir y sancionar, a quien considere oportuno y no se pliegue a sus deseos.
Dadas las fechas en que nos encontramos, quiero despedirme de Vds. con mis mejores deseos de paz y concordia, con la esperanza de que cesen los conflictos bélicos activos en la actualidad.
*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.
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