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LAS SANCIONES DE LA UE AL VEHÍCULO ELÉCTRICO CHINO Y SU REPERCUSIÓN EN LAS RELACIONES UE-CHINA Y ESPAÑA-CHINA

Actualizado: 23 sept

Por Ramón María Calduch*

Publicado originalmente el 15/07/2024 en El Mundo Financiero




Si bien pudiera parecer que, por las sanciones de la UE al vehículo eléctrico chino, estamos ante una cuestión económica sectorial (la del sector automovilístico), nada más lejos de la realidad. Nos encontramos, en el ámbito geopolítico, en un momento especial en el que la Unión Europea parece que se está alineando progresivamente, bajo el denominado “eje atlantista”, con Estados Unidos, en su guerra comercial contra China.


Sucede que, al igual que en materia de defensa, no hay una posición mayoritaria en la UE de los países “europeístas” que defienden una autonomía estratégica, en materia de política exterior.


Es en este marco en el que se han producido las “investigaciones” anti subvenciones sobre los vehículos eléctricos chinos de la UE y EE. UU., contra las importaciones de China. En realidad, simples medidas proteccionistas que se están haciendo extensivas también al resto de la industria verde y en concreto a los paneles solares y los molinos eólicos.


España ha sido tradicionalmente un país, dentro de la Unión Europea, con capacidad autónoma para tomar sus decisiones. Ha sido también uno de los primeros países de la UE en abrir su industria automotriz a las empresas chinas, en busca de una asociación estratégica bilateral.


La defensa del multilateralismo por parte de ambos países (España y China), permite atisbar la posibilidad de coordinar posiciones, en foros internacionales como las Naciones Unidas, el G20 y la Organización Mundial del Comercio, para abordar desafíos globales y más concretamente en el ámbito de las relaciones de China con la Unión Europea.


En resumen, la cooperación entre China y España es una oportunidad de relevancia internacional que puede abarcar una amplia gama de áreas de cooperación, desde lo cultural hasta lo económico y tecnológico, la colaboración medioambiental y el mundo diplomático. Mediante una colaboración estrecha y mutuamente beneficiosa en estas áreas, ambos países podrían contribuir de manera significativa al desarrollo global y a la prosperidad general.


Hasta hace unos años, China ha sido considerada por los países occidentales como una oportunidad de negocio que había que aprovechar, contribuyendo con sus inversiones al progreso económico de dicho país. Sin embargo, desde el momento en que la economía China ha alcanzado un nivel de desarrollo elevado, alcanzando las primeras posiciones a nivel mundial, se le presenta como un peligro y como un “rival sistémico” que amenaza a Occidente.  Es en este contexto en el que debemos analizar las posibles repercusiones de las sanciones de la UE al vehículo chino en las relaciones UE-China y España-China.

A principios de julio, la Comisión Europea impuso aranceles adicionales, al 10% ya existente, provisionales de hasta el 37,6 por ciento a fabricantes chinos de vehículos eléctricos, alegando que su decisión estuvo basada en una investigación que supuestamente encontró que la cadena de valor china de los vehículos eléctricos se beneficiaba de subvenciones, lo que supone un riesgo económico para los fabricantes de la Unión Europea.  


A la vista de ello, China presentó una apelación ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) para impugnar dicha imposición de aranceles adicionales provisionales, instando a la UE a “corregir de inmediato sus prácticas incorrectas y trabajar conjuntamente para proteger la estabilidad de la cooperación económica y comercial entre China y la UE, así como las cadenas industriales y de suministros de vehículos eléctricos”.


Para China, dichos aranceles carecen de una base fáctica y jurídica sólida y violan las normas de la OMC. Además, Pekín ha iniciado investigaciones sobre las importaciones de ciertos productos europeos, afectando especialmente a España, uno de los mayores exportadores de productos porcinos a China.

Estas tensiones comerciales podrían tener repercusiones significativas en las relaciones entre la UE y China, así como entre España y China. La imposición de aranceles y las consiguientes represalias chinas podrían afectar negativamente a las exportaciones y a la cooperación económica entre ambas regiones, la UE-China y entre ambos países China-España.


Favorecer las relaciones económicas entre España y China requiere una serie de acciones estratégicas que promuevan la cooperación, el entendimiento mutuo y las oportunidades comerciales. Una de las primeras acciones es establecer y fortalecer los marcos legales y regulatorios que faciliten el comercio y la inversión entre ambos países. Esto incluye el apoyo a la ratificación por el nuevo Parlamento Europeo del Acuerdo Integral de Inversiones entre la Unión Europea y China, negociado durante siete años y acordado a principios de diciembre de 2020 y que, hoy en día, aún se encuentra pendiente de ratificación en el Parlamento Europeo.


Conscientes de todo ello, desde la Asociación para la Colaboración Chino-Española para el Desarrollo Empresarial Responsable (ACCEDER) que presidimos, procuramos potenciar y promover la actividad económica entre empresarios de España y China y ser un punto de encuentro para empresarios de ambos países, facilitando el intercambio y la cooperación en diversos sectores empresariales.

Europa y los europeos, España y los españoles, nos enfrentamos a una serie de desafíos y oportunidades ante el desarrollo de China. A medida que China se consolida como una potencia económica y tecnológica, debemos ser capaces de desarrollar unas estrategias adecuadas para aprovechar las oportunidades de colaboración.


En el ámbito económico, el crecimiento de China representa tanto una oportunidad como una competencia. Por un lado, el mercado chino ofrece enormes posibilidades para las exportaciones europeas y, por otro lado, la competencia de las empresas chinas es cada vez más fuerte, lo que obliga a las empresas europeas a innovar y mejorar su eficiencia para mantenerse competitivas.


En términos políticos y diplomáticos, Europa y España debemos de equilibrar nuestra relación con China. China es para España y Europa un competidor, pero sobre todo puede ser un socio. Y el camino con más perspectivas de beneficio económico para Europa es buscar la cooperación en temas globales, mientras que las diferencias se pueden y deben resolver a través del diálogo.

Con sus políticas proteccionistas Europa está renunciando a sus objetivos verdes, limitando la importación de vehículos eléctricos, de paneles solares y de turbinas eólicas. El plan de la UE de prohibir la venta de automóviles nuevos con motor de combustión interna para 2035 ha encontrado resistencias, fundamentalmente por parte de Alemania, y el desarrollo de la red de instalaciones de recarga de vehículos en ruta, que se ha ralentizado, pone en riesgo la venta de nuevos vehículos eléctricos. No parece que esta marcha atrás en el camino hacia un futuro verde y con bajas emisiones de carbono, sea el camino adecuado para Europa.


El proteccionismo económico lejos de beneficiar a la industria europea la va a relegar a la incompetencia frente a la industria china, máximo en unas circunstancias en las que el cambio a la economía verde es irreversible. Solo el diálogo y la cooperación son caminos razonables para resolver las diferencias entre Europa y China.


-Este artículo ha sido publicado en El Mundo Financiero. Puedes consultar el original aquí.


*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.

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