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La visita del ministro chino a España

Por Gonzalo Ortiz

Publicado el 28/02/2024





La visita del ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, ha pasado casi desapercibida a pesar del mensaje implícito que tiene, ya  que junto con Francia y la Conferencia de Seguridad de Múnich, han sido las únicas etapas de su viaje europeo. Se trata de un gesto significativo en línea con la decisión china de supresión del visado para los viajeros españoles que estén menos de quince días en la República Popular.

 

Al contrario que en España, en Francia la visita ha tenido un extraordinario eco informativo, siendo recibido por el presidente Macron muy consciente del peso internacional de China y el  de Wang Yi en el Consejo de Estado chino. España tiene, como Francia, una “asociación estratégica e integral” que indica un alto nivel de coordinación de las políticas exteriores de los dos países.

 

Wang Yi es consejero de Estado desde 2018 y estudió en la universidad de Georgetown (Washington), la misma a la que acudió hace años el rey Felipe VI. Tras el corto mandato (e inexplicada) salida de su predecesor, Qin Gang, recuperó el cargo que había ostentado desde 2013. Es el principal asesor de política exterior del partido comunista chino y pertenece al Politburo.

 

En el viaje a Europa, Wang se entrevistó también con el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, José Borrell, para asegurarle, en relación con la guerra de Ucrania, que las relaciones de China  con Rusia son simplemente las que mantienen dos grandes potencias.

 

En la reunión que mantuvo con el presidente de gobierno español el pasado 19 de febrero, ha trascendido que la parte española solicitó un mayor equilibrio y

reciprocidad. En efecto, el comercio bilateral está muy desequilibrado a favor de China (por cada euro de exportaciones, importamos 7 euros de China). Y no ha habido hasta el momento grandes inversiones directas de calado (salvo en los puertos de Valencia y Bilbao y se anuncia otra en Algeciras como gran centro de distribución de productos chinos). En todo caso, interesa a España y a los países de la Unión Europea que China respete el “level playing field", es decir, que las empresas españolas y europeas compitan con las chinas en las mismas condiciones en el mercado del gigante asiatico. Las empresas extranjeras han encontrado (y siguen encontrando) obstáculos no arancelarios y burocráticos que encarecen costes y disminuyen su competitividad.

 

 Según fuentes de la embajada  china las futuras inversiones en España se potenciarían enormemente con un marco político estable y, sobre todo, con el firme apoyo de los dos gobiernos. En cierto modo, la no participación de España en el proyecto estrella del presidente Xi de "La Franja y de la Ruta" ha enfriado estas posibilidades.

 

El año pasado se celebró el 50 aniversario de relaciones diplomáticas de España con la República Popular China, establecidas cuando todavía estaban al frente de los dos países el presidente Mao y el general Franco. Fue una muestra de “real "politik"  y las relaciones se han ido expandiendo con los años y vigorizando con una enorme entrada de nacionales chinos. En la actualidad residen en España más de trescientos mil (y unos diez mil estudiantes),.conocidos por su laboriosidad y ausencia de conflictividad. En cualquier ciudad grande o pequeña en España hay siempre abierta, los fines de semana, una tienda china que nos resuelve urgencias apremiantes.

 

 El flujo de turistas chinos ,interrumpido durante la pandemia, tiende a recuperar niveles previos al covid. Para el presidente de Cátedra China, Marcelo Muñoz, se trataría de alcanzar el objetivo de dos millones de visitantes chinos anuales  (demasiado ambicioso a mi juicio, ya que recargaría en exceso las infraestructuras en España).

 

Las actuales turbulencias y conflictos mundiales afectan también a la economía china, que no obstante, creció un 5,2% en 2023. El PIB chino es ya mayor que el de Estados Unidos en términos de paridad de  poder adquisitivo. En este entorno político y económico agitado China es una isla de estabilidad, y también de progreso económico habiendo conseguido sacar de la pobreza en los últimos 30 años a más de setecientos millones de ciudadanos. La visita de Wang Yi a España tiene, pues, un enorme significado, ya que pone a nuestro país en el grupo de cabeza de las relaciones de China con países occidentales.

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