La visita de Wang Yi a España puede entenderse en clave de oportunidades para pequeños y medianos empresarios españoles
Por Felipe Debasa*
Publicado el 22/02/2024
Las relaciones entre Europa y China son tan antiguas como el origen propio de las civilizaciones. La milenaria y conocida Ruta de la Seda, se estableció sobre otra más antigua conocida como Ruta de Jade y que data cuanto menos de la Edad del Hierro. China y las culturas del Mar Mediterráneo intercambiaron sus mercancías prácticamente desde que nació el comercio. Si los turcos no hubieran conquistado Constantinopla, América se hubiera descubierto probablemente siglos después; y si España no hubiera buscado el camino a la Especiaría para crear la ruta del Galeón de la China, no habría descubierto la Antártida en 1603.
El comercio es una de las principales actividades del ser humano desde que aparecen las civilizaciones gracias a la agricultura con la revolución neolítica. El comercio ha impulsado el desarrollo tecnológico y el mestizaje cultural. Coetáneo a la Revolución Científica y a la I Revolución Industrial se origina el librecambio, que es considerado por sus detractores como el capitalismo incipiente que surge de las penurias del Antiguo Régimen. Aunque hay voces que critican el librecambio y lo acusan en la actualidad de ser una de las causas del hambre en el mundo, lo cierto es que gracias a la tecnología, a las Revoluciones Industriales y en cierta manera a la globalización, el PIB mundial crece exponencialmente desde la aparición del librecambio a la par que se reduce el número de pobres en el mundo. Un ejemplo de ello es la República Popular de China, que el año pasado consideró erradicada la pobreza extrema.
Aunque el librecambio está asociado históricamente a las políticas liberales especialmente de Estados Unidos, lo cierto es que el país de las barras y estrellas comenzó con el nuevo milenio una senda de proteccionismo propia de otras ideologías. Al tiempo, la República Popular de China se convertía en la protectora del librecambio y defensora de una globalización multipolar donde todas las voces tengan cabida. Estos postulados acaban de ser recordados por Wang Yi en la Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC), instaurada por cierto por el último de los supervivientes del atentado contra Hitler de 20 de julio 1944. Wang Yi ha dejado claro además que China será una fuerza para la estabilidad mundial y que no admitirá que sea arrinconada.
En este contexto de globalización multipolar Wang Yi visita España realizando anuncios que, entendidos en clave histórica y cultual, suponen un acto de generosidad para los pequeños y medianos empresarios españoles. Más allá de la noticia de poder exportar carne al gigante asiático, está la invitación a los emprendedores de que se establezcan en China con una mentalidad nueva. No sirve la de los años anteriores. Y aquí las asociaciones que trabajan por vincular China y España tienen un activo papel de ayuda y acompañamiento.
El año pasado se cumplió el 50 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y España y todo parece indicar que esta amistad prospera que viene de lejos, continuará afianzándose con el paso del tiempo.
*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.
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