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LA MEDICINA FORENSE NACIÓ EN EL SENO DE LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA

Por Rafael de Mora, director de la Sección MTC de Cátedra China

Publicado el 21/02/2024


Introducción


Se entiende por medicina forense, también llamada medicina legal o medicina judicial, a aquella rama de la medicina que aplica sus conocimientos médicos a la resolución de los crímenes que el derecho penal necesita resolver. Así pues, el médico forense ayuda a los tribunales en la correcta administración de la justicia, determinando el origen de las lesiones sufridas por un herido o la causa de la muerte mediante el examen del cadáver.

 

Según la historia universal de la medicina (redactada desde Occidente), la medicina forense apareció por primera vez en el mundo en Alemania en el siglo XVI, gracias a la Ley Carolina promulgada por Carlos V en 1532, que obliga a «los expertos en medicina de la época ‒los barberos‒», a intervenir sobre los cadáveres en caso de homicidio. Como a continuación se explicará, la ciencia de la Medicina Forense nació muchos siglos antes en el seno de la Medicina Tradicional China.


Breve aproximación a la historia de la Medicina Forense fuera de China


Algunas culturas de la antigüedad han realizado leves aproximaciones al estudio de las causas no naturales de la muerte, como fue la de Hipócrates en su libro De morbis, donde describe los cambios morfológicos que sufre en el período post mortem, conocidos como facies hipocrática. Pero sobre medicina forense en el estricto sentido del término, no se ha encontrado vestigio alguno en ninguna de las grandes civilizaciones de la antigüedad, a saber: mesopotámica (sumerios, acadios, asirios y babilonios), egipcia, fenicia, judía, hitita, persa, griega y romana. Ni tampoco en tiempos más recientes, como la Edad Media.

 

Como se ha citado anteriormente, la primera aproximación surgió en el Renacimiento, durante el siglo XVI, en Alemania, con la Lex Carolina, promulgada en 1532 por el Emperador Carlos V de Alemania (también conocido como Carlos I de España), la cual obligaba a los «expertos en medicina» (básicamente barberos que trabajaban circunstancialmente como cirujanos) a intervenir sobre los cadáveres en caso de homicidio para imponer al reo penas que fuesen proporcionales a las lesiones ocasionadas. Ni qué decir tiene que dichos barberos estaban muy lejos de realizar un peritaje a la altura de las necesidades de un tribunal imparcial, por lo que será necesario esperar hasta bien entrado el siglo XIX para que, con el origen de la toxicología (como resultado de la revolución científica nacida en el siglo XVII), la medicina forense se convierta en una disciplina completamente científica, tal y como hoy en día la entendemos.


Antecedentes en China


Los primeros vestigios se encontraron en China en torno al I milenio a. C., se trataba de una sentencia judicial inscrita en un caldero de bronce de tres patas. Más tarde, durante la dinastía Qin (221–206 a. C.), se encontraron en una tumba veinticinco documentos, titulados Feng Zhen Shi (Modelos para el sellado y la investigación), escritos en noventa y ocho tiras de bambú y enterrados a la derecha del cráneo. Según las traducciones de Bodde, McLeod y Yates, se refieren a distintos casos de muerte por robo con violencia, muerte por ahorcamiento, aborto involuntario y asuntos relacionados con leprosos. Este documento es profundamente exquisito en los detalles. Se documenta absolutamente todo sin que nada se pase por alto. Su meticulosidad es absolutamente asombrosa (se hace una perfecta reconstrucción del hecho delictivo, se analiza de cabeza a pies el cadáver y el entorno del crimen). Por este motivo, algún especialista considera que es con esta obra con la que realmente nace la medicina forense.

 

Durante el siglo III a. C., se redactaron las Ordenanzas Mensuales del Estado de Yue, en la que explica que el primer mes del otoño es la época elegida para los ajusticiamientos:

 

«En este mes, se dan órdenes a los funcionarios competentes para revisar las leyes y ordenanzas, para poner las prisiones en buen estado, para proporcionar esposas y grilletes, para reprimir y detener la maldad, para mantener la guardia contra la delincuencia y la maldad y para dar lo mejor de su esfuerzo por capturar a los criminales. Las órdenes son también dadas a las autoridades judiciales, a los funcionarios encargados de investigar las lesiones superficiales, de examinar las heridas abiertas o los sangrados y de buscar huesos y tendones dañados o rotos. En los casos que se juzguen, es esencial que los funcionarios sean correctos y justos. Las personas que han cometido el crimen de matar a otros deben recibir el castigo más severo».

 

Se conoce que existieron textos legales actualmente perdidos como el Nei Shu Lu (Libro interno de leyes), el Shen Xing Shuo (Debate sobre la atención especial que se necesita en la sentencia) y el Wei Zhi Xin Pian (Ejemplos de lo que apenas se puede creer) y el Jie Zhu Shi (Forma de las decisiones judiciales), entre otros.

 

En el siglo VI, Xu Zhi–Ming Thai escribió el Yuan Shi Lun (Discurso de claridad para traer imputaciones injustas a la luz). Las obras de Xu no han sobrevivido, aunque puede ser posible reconstruirlas a partir de las citas de otras obras.

 

Un libro muy conocido fue el Zhe Yü Gui Jian (Espejo Mágico para la Resolución de los Casos). Lo escribió Zheng Ke en 1133, justo después de que la dinastía Song del Norte cayera a manos de los tártaros Jurchen, que crearon la dinastía Jin (1115–1234). Antes de eso, He Ning y su hijo He Meng publicaron el I Yu Ji (Colección de Casos Dudosos), entre 907 y 960.

Zheng Xing–i escribió el Jian Yen Ko Mu (Formas de Investigación para el Examen del Cadáver) en 1174. En ella, se introdujo la obligatoriedad de la cumplimentación de los formularios normalizados por el juez durante una investigación, lo que muestra la madurez y la modernidad de la ciencia forense china en tiempos aún tan antiguos y la notable distancia que la separaba de la de Europa del momento.

 

Resulta evidente que los tratados de medicina legal fueron precedidos por otras obras que se podrían calificar como «libros de casos». En 1211, el juez Wan Gui Rong (c. 1170–1260) escribió un notable trabajo titulado Tang Yin Pi Shi (Casos Similares Debajo del Peral). Ésta fue una colección, organizada por categorías, de los casos resueltos por eminentes jueces. Fue impreso en 1222 y reimpreso en 1234. Wan Gui Rong, en 1208, se convirtió en Administrador de Orden Público en la Administración Prefectoral de Jian–Gang, cerca de la moderna Nan Jing. El juez Wan Gui Rong era un administrador exitoso, un filósofo dedicado al neo–confucianismo y un aficionado a la medicina. Tomamos de su libro un ejemplo sobresaliente de la aproximación experimental a la medicina forense, registrado anteriormente en el I Yu Ji, dice así:

 

«Cuando Zhang Zhu, de la dinastía Wu (220–280), fue magistrado, una mujer asesinó a su marido y después prendió fuego a la casa para que se quemara. Ella falsamente declaró que su marido se había quemado hasta la muerte. La familia de su marido sospechaba y la acusó a ella ante las autoridades. La mujer lo negó y no quiso confesar su crimen. Zhang Zhu tomó dos cerdos. Uno fue sacrificado y al otro se le dejó vivir. Después, los dos fueron quemados en un cobertizo sobre un montón de leña. Al examinar las diferencias de los dos cuerpos quemados de los cerdos, se encontró que el cerdo sacrificado antes del incendio no tenía cenizas en su boca, mientras que la boca del cerdo quemado vivo tenía la boca llena de cenizas. Se verificó que no había cenizas en la boca del muerto. Ante esta evidencia, la mujer confesó».


Song Ci y el nacimiento de la Medicina Forense


 



Durante la dinastía Song del Sur (1127–1279), emergió la destacada figura de Song Ci (1186–1249). Fue un médico forense que escribió el libro titulado Xi Yuan Ji Lu (Rectificaciones de Errores Judiciales o El Lavamiento de los Males). Es el padre fundador de la ciencia forense en el mundo. Nació en Jianyang (provincia de Fujian), en una familia impecablemente oficialista y confuciana. Su padre había sido juez de rango medio. En su juventud, fue instruido por Wu Zhi, uno de los seguidores de Zhu Xi, el más grande de los filósofos del neo–confucianismo. Como médico y juez, se tuvo que enfrentar a casos de asesinatos, lo que le llevó a unificar sus conocimientos de ambas disciplinas, algo que fue un hito histórico en la evolución de la medicina legal. Trabajó como juez en los tribunales superiores de China. Gracias a su cargo en un tribunal penal de la provincia de Hunan, examinaba personalmente la escena del crimen cada vez que se encontraba con un caso difícil de homicidio o asalto físico.




 La primera vez que Song Ci tuvo un puesto de juez a tiempo completo fue en 1239, cuando se le nombró Comisionado Judicial de Guangdong. Allí liberó a muchos prisioneros inocentes y, en unos ocho meses, aclaró 200 casos de homicidio, suicidio y muerte accidental. Como juez en Chang–Zhou (Jiangsu), participó en la revisión de la historia y de la geografía local.


El libro Xi Yuan Ji Lu, 洗冤集录 (Rectificaciones de Errores Judiciales o El Lavamiento de los Males).


Fue el primer tratado sistemático sobre la medicina forense en todo el planeta. Los predecesores de Song Ci habían escrito colecciones de casos judiciales, pero fue Song Ci el primero en tener la voluntad y la originalidad de organizar y sistematizar la medicina forense. Todos los libros posteriores sobre el tema han tomado el Xi Yuan Ji Lu como punto de partida e inspiración. En el Xi Yuan Ji Lu, se fundaron las bases de la nueva ciencia forense, y fue tal su impacto en el mundo científico que pronto fue traducido al inglés, alemán, japonés, francés y a otros idiomas.


 

 


Afortunadamente, el prefacio que Song Ci escribió en 1247 ha sobrevivido en la edición más antigua que nos ha llegado hasta la actualidad, la de 1308. En ella, muestra con claridad la situación de su tiempo:

 

«He recopilado una serie de libros recientes sobre el tema, entre otros el Nei Shu Lu (Registro Hacia el Interior de la Empatía). He seleccionado los artículos más importantes, los he corregido, complementándolos con mis propias percepciones y, con todo ello, he hecho un libro. Lo he llamado Xi Yuan Ji Lu «Rectificaciones de Errores Judiciales o El Lavamiento de los Males». Los bloques para la impresión fueron tallados en la oficina de la Comisión Judicial de Hunan. Quiero mostrar el libro a mis colegas, con el fin de que puedan probarlo en la práctica».

 

Song Ci hizo hincapié en los temas que se tratan en la literatura posterior; es decir, en la pesada carga que recae sobre la conciencia del juez al ver que la verdadera justicia no siempre se logra por la falta de fiabilidad de las pruebas, porque los asistentes y ayudantes están muy deseosos de aceptar sobornos para falsificar documentos, así como por la falta de fiabilidad de las pruebas, ensayos y comprobaciones.

 

Igualmente, Song Ci ideó un formulario con su correspondiente número de serie, en el que habían de rellenarse todos los aspectos del caso que se tratara, en particular el nombre de la víctima y del agresor, la fecha y hora del delito, la distancia del lugar a la oficina del juez, el número de heridas producidas, la causa de muerte y los nombres de los funcionarios que hubieran atendido el caso.




También introdujo un esquema anterior y posterior del cuerpo humano, de modo que el médico forense podría marcar la ubicación exacta de las heridas o contusiones, con tintas de diferentes colores para mejorar su visibilidad. La edición del Xi Yuan Lu Yuan Ji los incluye. El formulario tenía que ser completado en tres ejemplares iguales. Uno de ellos tenía que ir a la oficina del Prefecto, otro era para entregar a los familiares de la víctima y el último quedaba en poder de la Comisión Judicial. Tales formularios surgieron de forma natural de la pasión por la correcta aplicación de la justicia y por el carácter burocrático de la sociedad china, que rezuma confucianismo por los cuatro costados y que pone en valor una filosofía que, desde el siglo VI a. C. hasta la actualidad, sigue marcando la estructura burocrática y social de China. La cumplimentación de formularios es algo reciente en la Europa Occidental, como muestra la sorpresa que, en siglo XVIII, experimentaron los capitanes de barcos europeos cuando necesitaban reparaciones en la costa de China y observaban sorprendidos cómo los magistrados al cargo cumplimentaban extensos y detallados formularios con datos como los siguientes: cantidades de madera, carpinteros, tiempo y provisiones, además de los datos del barco: nombre, nacionalidad, fecha, etc. Esto es sólo otro indicio de que la burocracia china ha estado muy por delante de la europea durante muchos siglos.


Comparativa entre Europa y China


El derecho romano y bizantino estuvieron, en general, más preocupados por la propiedad, la herencia, testamentos, tutela y similares que por las investigaciones sobre cuestiones penales. El Código de Justiniano obligó a los jueces a consultar a expertos médicos en una variedad considerable de casos legales que involucraban cuestiones de esterilidad, embarazo, impotencia, violación, envenenamiento, legitimidad, enfermedad mental, etc., pero los médicos del momento se debatían entre las influencias hipocráticas, islámicas y galénicas; por lo cual, más allá de las buenas intenciones, no existía un corpus forense ni nada que se le pudiera asemejar. El Código de Justiniano fue el punto de inicio, en Europa, de la futura medicina forense.

 

Más tarde, en la época normanda de Inglaterra, en la que estuvo en estrecho contacto con el reino normando de Sicilia, Roger II (1098–1154) y Federico II (1194–1250) estuvieron muy interesados por los asuntos intelectuales. El tribunal siciliano estaba muy vinculado a los países islámicos que estaban en el sur y este de Europa. Desde China, pasando por Bagdad, llegaron no pocas influencias culturales y tecnológicas a Europa, como fue el caso de la creación de los exámenes de aptitud para los médicos normandos, que llegó a Sicilia y, desde allí, a Salerno y al resto de Europa. Porque es conocido que, en el año 931, el califa de Bagdad instituyó exámenes de calificación para todos los estudiantes de medicina siguiendo el modelo chino. Igual camino recorrió la industria de la seda, sólo que la escala desde China se hacía en Turquía antes de llegar a Sicilia y al Sur de Italia, desde donde un comerciante inglés la llevó a Inglaterra, y allí conformó (con tecnología china) el germen de la conocida Revolución Industrial.

 

La maduración de la medicina islámica dio sus frutos en 1252, cuando Bolonia fue la primera ciudad de Europa en establecer «un servicio de peritaje médico en todos los casos de delitos contra el ser humano». Los médicos parecen haber testificado sólo acerca de si una herida era mortal o no y de si se había infligido antes o después de la muerte. Pero esto era muy poco sofisticado en comparación con las sutiles distinciones que hacía Song Ci diferenciando los modos de homicidio. Fue una coincidencia notable que esto aconteciera tan cercano a la aparición del Xi Yuan Ji Lu, de Song Ci, en 1247, aunque en el otro extremo del mundo. Pero al igual que pasara con el Código de Justiniano, la cuestión quedó más en una proclama de buenas intenciones que otra cosa, ya que en Europa seguían sin existir médicos forenses o, dicho de otra forma, los médicos boloñeses no eran expertos ni en los exámenes post mortem de las víctimas ni en la indagatoria ni en la legislación vigente sobre cuestiones penales. Por todo ello, no es comparable la situación de los médicos europeos con la de los médicos-forenses chinos, porque la Medicina China contaba con una experiencia, sistematización y estructura burocrática con muchos siglos de experiencia y de conocimiento acumulado.

 

Las leyes de la ciudad de Friburgo (zona de Alemania entre el río Rhin y las estribaciones de la Selva Negra) siguió a las de Bolonia dos siglos más tarde, en 1407 y 1466. Es en este momento cuando se comenzaron a llevar a cabo autopsias en Italia, como consecuencia del lento desarrollo de los conocimientos anatómicos. En torno al siglo XVI, la moderna ciencia comenzaba a evolucionar por toda Europa. Sin embargo, no fue coincidencia que se publicara el primer libro sobre venenos, De Morbis Veneficis, de Batista Codronchi, en Venecia, en el año 1595, puesto que Venecia era el tramo final de la Ruta de la Seda.


Epílogo



En épocas anteriores, los intelectuales chinos (todos ellos de corte confuciano) tenían tendencia a menospreciar las ciencias por estar próximas a la tecnología que tradicionalmente había estado exclusivamente en manos de artesanos, los cuales eran de un estrato intelectual y económico muy inferior a los intelectuales que copaban todos los puestos de la gigantesca administración del estado chino. Pero esta tendencia comenzó a cambiar paulatinamente desde la dinastía Sui (581–618), lo que justificó el comienzo de un brillante desarrollo científico que fue creciendo a través de las diferentes dinastías, incluida también la Song del Sur (1127–1279), durante la cual vivió Song Ci, por lo cual muchos literatos se involucraron activamente en la cuestión de la ciencia y tecnología. De hecho, a principios del siglo XII, el gobierno Song crea colegios médicos del más alto nivel profesional de los que salen expertos con altas capacitaciones para el ejercicio de la medicina.

 

La fascinación por lo cuantitativo y su medición también sale una y otra vez en los escritos legalistas (el legalismo fue la escuela jurídica que surgió para estructurar el recién unificado Imperio chino de la mano de Qin Shi Huang, primer Emperador de los Qin [221–206 a. C.]).

 

Finalmente, los confucianos materializaron el gran progreso de la medicina forense (y de otros muchos aspectos de la sociedad y ciencia china), porque sobre lo cuantitativo añadieron el factor moral imprescindible para la estabilidad de la sociedad, ya que nada da más seguridad a los ciudadanos que la certeza de la correcta aplicación de la justicia por las autoridades locales. Los jueces fueron personas altamente instruidas y cultas que no tuvieron prejuicios en materia de religión que les impidiesen ser fieles a su trabajo. De hecho, el pueblo chino siempre fue ‒y sigue siendo‒, profundamente pragmático, pero ello no les impide ser practicantes devotos de cualquier culto religioso. En China, la religión nunca ha interferido en la ciencia ni en la política, lo que ha fomentado el desarrollo científico. No fue éste precisamente el caso de Europa, como bien sabemos. Todas estas consideraciones pueden de alguna manera explicar por qué la medicina forense emergió tan temprano en la antigua civilización china.

 

Para comprender aún mejor el papel que jugaba el juez en la sociedad china ya desde la antigüedad, es remarcable que los jueces sean los protagonistas de novelas en las que se comportan como héroes. Al visitar China, el turista extranjero no entiende que existan templos erigidos en honor a un juez, pero es así. A los ojos occidentales es algo inaudito, sorprendente y difícil de creer. Un ejemplo paradigmático fue el siguiente caso completamente real. Hubo un juez que pretendió juzgar y castigar a la hija de un Emperador por el delito que había cometido y, aun sabiendo del riesgo que corría su vida, lo hizo. El Emperador no dudó en ejecutarle. Poco tiempo después, sus vecinos erigieron un templo en su memoria, al que durante mucho tiempo fueron personas a honrar su recuerdo.

 

 

Fuentes:


·        LU GWEI-DJEN AND JOSEPH NEEDHAM Medical History, 1988, 32: 357-400.

·

·        De Mora Sánchez, R. Historia de la Medicina China en su contexto y en relación con Europa. Ediciones i (2017).

 

 

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