¿Es China un país capitalista?Analizamos la desigualdad en China
Actualizado: 16 ene
Por Pedro Barragán*
Publicado el 19/05/2023 en el Portal hispano de opinión e investigación: CHINA información y economía
De forma recurrente podemos escuchar en los medios occidentales hablar de China como un país que ha dejado de ser socialista y se ha convertido al capitalismo. Igualmente, un sector de la izquierda, minoritario, abunda en la misma idea.
Es bien conocido que existe un sector de la izquierda contrario a China, pero si hacemos abstracción de este sector minoritario, no es menos cierto que la opinión pública general de izquierdas mantiene una gran confusión sobre el desarrollo de China.
Por una parte, la guerra total lanzada contra China por EEUU sitúa a este país claramente frente a la hegemonía norteamericana. Pero, por otra parte, la sistemática acumulación en los medios de comunicación de campañas de difamación bien estructuradas para socavar la simpatía internacional a favor de China (China es el país más contaminante del mundo, China mete a los musulmanes en campos de concentración, China es el país con más desigualdad social, China explota a los países de África, etc., etc.) hace mella en la opinión pública creando serias dudas sobre la realidad de China.
La argumentación para defender la idea de China como país capitalista se asienta sobre dos pivotes: la utilización del mercado (la libertad para establecer empresas y contratar a trabajadores) en China y un nivel de desigualdad alto en relación con los países occidentales.
El análisis de la utilización del mercado como elemento de desarrollo económico nos lleva a la definición marxista del socialismo, que hasta la experiencia china se asociaba a la propiedad estatal de los medios de producción tal y como funcionó en los países del este europeo hasta la caída de la URSS o como ha venido funcionando posteriormente en Cuba. No se ha podido desarrollar una experiencia socialista sobre esta base de la propiedad estatal de los medios de producción que haya logrado conducir a la sociedad a un nivel de desarrollo avanzado, ni que haya generado niveles de crecimiento que atisben esa posibilidad.
Esta idea de que el socialismo se define por la propiedad estatal de los medios de producción arranca de Carlos Marx, quien afirma en el Manifiesto Comunista que el socialismo implica la «abolición de la propiedad privada de los medios de producción» y su «transformación en propiedad social«.
Con más precisión abunda en esta idea Vladimir Lenin, quien en El Estado y la Revolución afirma que «La abolición de la propiedad privada de los medios de producción es la característica fundamental del socialismo, y para ello es necesaria la transferencia de todos los medios de producción al Estado, es decir, la expropiación de los propietarios privados«.
No es pues de extrañar la confusión teórica que la introducción del mercado en un país socialista puede provocar en el pensamiento marxista.
En cualquier caso y tras la frustrada experiencia de los países socialistas del este de Europa en la segunda mitad del siglo XX, es ya un lugar común en el pensamiento marxista que lo que caracteriza a un país socialista son las leyes que rigen la sociedad y si estas leyes emanan del poder popular o de los propietarios de los medios de producción, de las grandes corporaciones o detentadores del capital. Hoy nadie defiende que en China mande el capital y además todos los países socialistas del mundo (Vietnam, etc.), Cuba incluida, han tomado el rumbo del mercado siguiendo los pasos chinos adaptándolos a su propia idiosincrasia.
China es un país que ha experimentado una importante transformación económica y social en las últimas décadas. Desde las reformas económicas iniciadas en 1978, el país ha avanzado hacia un sistema económico más orientado hacia el mercado y ha experimentado un crecimiento económico impresionante que lo ha llevado a ser la segunda economía más grande del mundo después de los Estados Unidos.
Expresado en términos deportivos y para hacernos una idea del crecimiento espectacular de China, en las olimpiadas de Beijing en 2008 el PIB de China era inferior al PIB de Japón. En las olimpiadas de Tokio de 2020, solo 12 años después, el PIB de China era 4 veces mayor que el PIB de Japón.
En términos generales, se puede decir que China tiene un sistema económico que combina el socialismo y el mercado. Y el Estado mantiene un papel importante en la economía, especialmente en los sectores clave como la energía, las telecomunicaciones y los servicios financieros. Igualmente, se ha fomentado la inversión extranjera y se ha desarrollado un sector empresarial privado muy activo.
En los últimos años, el gobierno chino ha promovido una serie de reformas destinadas a abrir aún más la economía del país al mercado y mejorar las condiciones para el sector empresarial privado. Sin embargo y a pesar de estos cambios, China tiene un sistema político que es diferente al de los países capitalistas occidentales, y el Estado mantiene el control sobre la economía.
En resumen, China es un país socialista basado en una economía de mercado orientada al sector privado con un papel importante del Estado en la regulación y la planificación económica. Es una economía de mercado socialista con características chinas.
La desigualdad social
La desigualdad social se refiere a la existencia de diferencias significativas en la distribución de los recursos, las oportunidades y los privilegios entre diferentes grupos de personas en una sociedad. Estas diferencias pueden estar basadas en factores como la riqueza, la educación, la raza, el género, la orientación sexual, la religión o la clase social.
China es un país socialista con unas políticas gubernamentales orientadas a impulsar la inversión en educación y formación, a eliminar la discriminación de cualquier tipo y a promover la igualdad de oportunidades y la protección social. Las desigualdades sociales procedentes de la falta de acceso a servicios básicos, de la falta de oportunidades laborales, del acceso a la sanidad, o de la disponibilidad de un sistema de pensiones en la vejez, no son los elementos determinantes de la desigualdad social en China ya que se tratan de derechos de todas las personas y se encuentran garantizados por el gobierno. Cuando se habla de desigualdad en China se habla de la desigualdad económica, o desigualdad de los recursos económicos de los que dispone cada grupo social.
Antes de entrar a analizar la desigualdad económica en China hay que mencionar que este país ha experimentado una transformación económica espectacular en las últimas décadas, que ha movido a cientos de millones de personas del mundo rural a la ciudad y que se encuentra en pleno desarrollo y construcción de todas las infraestructuras sociales necesarias para la población y de las que hace escaso tiempo no disponía. Aún así y aunque nos centremos en adelante en la desigualdad económica, no se puede obviar la necesidad de mejorar todos estos entornos, como la educación, la salud y la vivienda. Por ejemplo, el acceso a la educación de calidad puede verse limitado en algunas familias de bajos ingresos, y muchas personas en zonas rurales no tienen acceso a una atención médica al nivel de las ciudades. Además, la migración interna y su llegada a las ciudades ha podido llevar a la marginalización de algunas comunidades. El gobierno chino viene implementando políticas para abordar esta desigualdad social, como la eliminación de la pobreza extrema y la inversión en educación y atención médica. Para hacer frente a la complejidad de estos temas y a la magnitud de los desafíos que enfrenta la sociedad China, el gobierno desarrolla un compromiso continuo e implementa las políticas efectivas para abordarlos y corregirlos.
Cómo se mide la desigualdad económica: el coeficiente de Gini
El coeficiente de Gini es una medida de desigualdad económica que se utiliza para medir la distribución de la riqueza o el ingreso en una sociedad y se expresa como un número entre 0 y 1, donde 0 representa una distribución perfectamente igualitaria y 1 representa una distribución completamente desigual.
Para calcular el coeficiente de Gini, se ordenan los individuos de una sociedad según su nivel de ingreso o riqueza, y se mide la proporción acumulada de ingresos o riqueza que posee. Luego, se compara esta curva de distribución acumulada con la línea que representaría una distribución igualitaria y se calcula el área entre ambas curvas.
Cuanto mayor sea el área entre las dos curvas, mayor será el coeficiente de Gini y, por lo tanto, mayor será la desigualdad económica en la sociedad en cuestión. El coeficiente de Gini se utiliza prácticamente para comparar la desigualdad económica entre diferentes países o regiones.
En teoría y de acuerdo con los defensores de este índice, una sociedad con una clase media grande debería tener un coeficiente de Gini más bajo (mejor) que una sociedad con una clase media pequeña, ya que una clase media más grande significa que hay menos diferencias extremas entre los ingresos más altos y los ingresos más bajos.
Sin embargo, en la práctica, esto no siempre es cierto. Depende del nivel de desarrollo de esa sociedad y de si se encuentra con una estructura social estable o en pleno cambio social.
Pongamos un ejemplo: Tomemos una sociedad y ordenemos a sus individuos por nivel de ingresos, formando diez grupos del mismo número de personas ordenados, a su vez, por nivel de ingresos. Digamos que la clase baja tiene un nivel de ingresos igual a 1 y que la clase media tiene un nivel de ingresos igual a 2. Obviamos a la clase alta en este ejemplo para simplificarlo.
En una sociedad con una situación de igualdad en la pobreza tendríamos a los 10 grupos con un nivel de ingresos igual a 1 y el coeficiente de Gini sería igual a 0 (lo mejor).
Un año después y tras los esfuerzos de la sociedad y el gobierno el 10 por ciento de la sociedad se urbaniza y pasa a situarse en la clase media, El coeficiente de Gini se deteriora y sube al 0,07.
Otro año después continúa el proceso urbano y otro 10 por ciento pasa a situarse en la clase media. El coeficiente de Gini se deteriora y sube al 0,12.
Otro año y otro 10 por ciento y el coeficiente de Gini se deteriora al 0,15.
Otro año y otro 10 por ciento (llevamos el 40 por ciento) y el coeficiente de Gini en el 0,16.
Un ejemplo de este efecto lo vemos en China, que en la década de 1980 en plena pobreza tenía un coeficiente de Gini en torno al 0,30 y en 2015 llegó al 0,49, desde el que comenzó a descender.
Hemos supuesto que la salida de la pobreza se produce por el efecto de la urbanización. En realidad no es solo este fenómeno sino, también, el efecto regional. En el caso de China se han ido desarrollando políticas de apertura centradas en determinadas regiones, Shanghái fue de las primeras, que generaron un fuerte desarrollo económico creando una clara diferencia con las regiones del interior.
En estos casos no se trata, ni se puede considerar, que el ir sacando de la pobreza a una parte de la población que migra a las ciudades, o a ciudades o regiones donde se facilita la inversión internacional, sea aumentar la desigualdad. Ese razonamiento es simplemente una barbaridad matemática que nada tiene que ver. Es un proceso de progreso social que se va realizando de forma paulatina y ordenada para llegar a toda la sociedad. En el caso de China nos encontramos con la mayor revolución económica en la historia de la humanidad, donde casi 900 millones de personas han salido de la pobreza en un período realmente corto de tiempo.
Esta tesis de la supuesta pérdida de igualdad social por la salida de la pobreza es la utilizada en el artículo publicado en el diario Público «Por qué China es capitalista«, del norteamericano Eli Friedman, donde entre otros temas plantea que “China ha pasado de ser uno de los países económicamente más igualitarios del mundo a uno de los más desiguales, lo cual sugiere que se han producido cambios estructurales de gran importancia, … (que) pueden considerarse señales de que el Estado está abrazando el capitalismo”.
Efectivamente, en 1981, primeros datos del Banco Mundial, el 88 % de la población china era pobre, esto es 880 millones de personas. Todo el país estaba igualado en la pobreza.
Salir de la pobreza es abrazar el capitalismo. Triste tesis que no se sostiene enfrentada a la realidad.
En cualquier caso, quedémonos con que el coeficiente de Gini no sirve para medir este fenómeno de progreso social.
Evolución del coeficiente de Gini en EEUU y China
Tal y como hemos indicado, el coeficiente de Gini permite analizar la evolución de la desigualdad económica en una sociedad con unas clases sociales estables, situación que se asocia a los países avanzados. Mientras que en los países emergentes la generación de una clase media y su crecimiento provoca un deterioro del coeficiente de Gini que no se corresponde con el avance social que ese cambio representa.
Veamos como ha evolucionado el coeficiente de Gini que calcula el Banco Mundial desde que existen cálculos para China y EEUU (1993) y hasta el 2019, último año con datos disponibles.
Observamos como EEUU mantiene una desigualdad social estable hasta 2010, momento en que comienza un deterioro que representa un empobrecimiento relativo de las clases populares. Por su parte, en el caso de China, de 1993 a 2010 se produce el fuerte proceso de urbanización que, como hemos visto, incrementa matemáticamente el coeficiente de Gini como consecuencia del crecimiento de la clase media, para a partir de ese año iniciar un proceso de descenso como consecuencia de las políticas gubernamentales de eliminación de la pobreza y mejora del medio rural.
También es curioso ver a un país emergente con un coeficiente de Gini mejor que el de un país avanzado.
Todo parece indicar que las cifras de 2020 y 2021 cuando se publiquen por el Banco Mundial van a seguir incidiendo en la misma dirección por las políticas que cada uno de estos países ha adoptado frente a la pandemia de COVID 19.
Los datos del coeficiente de Gini que publica la Oficina Nacional de Estadísticas de China son superiores (peores) a los que indica el Banco Mundial, pero hemos utilizado estos últimos para estar seguros que en la comparación internacional la realizamos sobre las mismas bases de cálculo.
Última comparación antes de entrar en el análisis de la desigualdad: el coeficiente de Engel
El coeficiente de Engel es una medida que relaciona el nivel de ingresos de un hogar con el gasto en alimentos. En general, cuanto menor sea el ingreso, mayor será la proporción de gastos que se destinará a alimentos en comparación con otros bienes y servicios. Es una medida del nivel de pobreza de un país, no del nivel de desigualdad, pero veamos sus valores.
En el caso de China, el coeficiente de Engel ha disminuido en las últimas décadas debido al crecimiento económico del país y la mejora en los niveles de vida de la población. En 1985, el coeficiente de Engel de China era del 57 por ciento, lo que significa que más de la mitad del gasto de los hogares se destinaba a alimentos. Sin embargo, en 2019, el coeficiente de Engel había disminuido al 28,2 por ciento, lo que indica una reducción significativa de la proporción del gasto destinado a alimentos.
En relación con el análisis de la desigualdad y como anticipo al contraste entre el mundo rural y el mundo urbano, podemos ver a través del coeficiente de Engel que los hogares rurales dedicaban en 2003 un 23,7 % más que los hogares urbanos a la alimentación (coeficientes de Engel de 43,9 y 35,5 respectivamente), mientras que en 2019 esta diferencia se ha reducido al 8,7 % (coeficientes de Engel de 30,0 y 27,6). Esto nos habla de que desde el punto de vista del coeficiente de Engel la pobreza relativa de los hogares rurales se ha reducido considerablemente respecto a los hogares urbanos.
El origen de la desigualdad económica en China: Mundo rural y mundo urbano
Vamos a medir la desigualdad social a través de la comparación de los ingresos entre el quintil de menos ingresos (media de ingresos del 20% de la población con menos ingresos) y el quintil de más ingresos (media de ingresos del 20% de la población con más ingresos). Este análisis por quintiles se encuentra en las bases estadísticas de todos los países y se pueden hacer comparaciones internacionales.
Veamos los datos de China, que parecen dar la razón a la argumentación que tratamos de desmontar.
La desigualdad se ha mantenido en estos ocho años pasando de ser 10,78 veces mayores las rentas altas (47.457) que las bajas (4.402) en 2013 a 10,30 veces en 2021 (85.836 vs 8.333).
Si profundizamos en estas cifras podemos observar que es en el sector rural donde más enraizada se encuentra la desigualdad social:
Si al analizar la gráfica del total de los hogares hemos indicado que la desigualdad se ha mantenido con una ligera mejora entre estos dos años, al analizar por separado los hogares rurales y los hogares urbanos vemos el fenómeno contrario. Ambos han tenido un deterioro pasando de ser las rentas altas 7,41 veces mayores que las rentas bajas en 2013 a 8,87 veces en 2021 en los hogares rurales y 5,84 veces mayores las rentas altas sobre las bajas en 2013 a 6,12 veces en 2021 en los hogares urbanos. Esta aparente contradicción es el resultado del traspaso de hogares rurales a hogares urbanos como veremos más adelante.
El gráfico presenta con claridad como la renta de los hogares urbanos está por encima de la renta de los hogares rurales. Para las rentas bajas es 3,44 veces superior y para las rentas altas 2,38 veces superior. Queda patente que la primera causa que explica la desigualdad de renta en China es el diferente nivel de renta que tienen los hogares rurales y los hogares urbanos. Y esta diferencia tiene unas raíces económicas que vamos a analizar.
En el caso de China, un país con un crecimiento espectacular y que ha logrado sacar de la pobreza a casi 900 millones de personas en tan poco tiempo, la desigualdad social más importante se genera por el diferente crecimiento del sector primario respecto a los sectores secundario y terciario, o en términos parecidos al diferente crecimiento de las áreas rurales y de las áreas urbanas.
Si nos fijamos en el sector primario, en 2021, podemos ver como el 23% del total de trabajadores del país solo obtiene el 7% del Producto Interior Bruto (PIB). Este es el origen de la principal causa de desigualdad en estos momentos en China.
La productividad del sector primario ha pasado desde 360 yuanes por empleo en 1978 a 4.083 yuanes en 2000 y a 48.468 yuanes por persona en 2021. Esto es, se ha multiplicado por 11 veces entre 1978 y el 2000 y por 12 veces más entre el 2000 y 2021. En total, la productividad del sector primario se ha multiplicado por 135 veces entre 1978 y 2021. Mientras tanto, la productividad de los sectores secundario y terciario se ha multiplicado por 82 veces, algo menos.
Sin embargo, la productividad global ha pasado de 916,20 yuanes por empleo en 1978 a 153.946 yuanes por persona en 2021. Esto es, se ha multiplicado por 168 veces. ¿Cómo puede ser ésto?
El incremento de la productividad total del sistema, por encima de cada uno de los sectores, se produce por la pérdida de peso del sector primario en la economía, que ha pasado de ser el 27,7% del PIB en 1978 a tan solo el 7,2% en 2021.
Es esta diferencia de productividad entre los sectores rural y urbano el núcleo de la desigualdad social en China. La diferencia de productividad entre los sectores rural y urbano tiene a su vez un componente geográfico por el diferente peso que los sectores secundario y terciario tienen en cada una de las provincias.
China era hace muy pocas décadas un país muy pobre y eminentemente rural, con una economía de subsistencia.
Desde 1978 China ha incrementado la población de sus ciudades en 660 millones de personas como consecuencia del crecimiento de la población y, sobre todo, por la emigración de las zonas rurales a las ciudades. Esta creación ordenada de grandes ciudades que hemos visto estos años ha sido uno de los elementos que han contribuido al desarrollo económico.
Se ha producido, por tanto, un fuerte incremento de la productividad del sector primario a la vez de una fuerte reducción de la población en las áreas rurales. La consecuencia no puede ser otra que el incremento de la renta disponible de los hogares rurales.
El traspaso de población de las zonas rurales a las zonas urbanas, el proceso de urbanización, ha conseguido que a pesar de que el crecimiento económico espectacular se ha producido en la industria y los servicios (ambos netamente urbanos), la proporción de la renta disponible per capita de los hogares rurales respecto a la de los hogares urbanos no haya sufrido cambios significativos entre 1978 y 2021. No solo se ha ido doblando la renta per capita disponible cada pocos años, sino que se ha logrado evitar un empobrecimiento relativo de las zonas rurales.
En resumen:
En primer lugar, la renta per capita disponible de los hogares urbanos es 2,68 veces la renta per capita disponible de los hogares rurales.
En segundo lugar y a pesar de esta diferencia, no se ha producido un empobrecimiento relativo de la zona rural en China y su renta disponible per capita ha crecido fuertemente, al mismo ritmo que la renta disponible per capita urbana. Ello ha sido posible gracias al traslado de 200 millones de empleos del sector primario a los sectores secundario y terciario desde el año 2000.
En tercer lugar, es necesario proseguir y ampliar el proceso de urbanización para igualar las rentas de los hogares rurales a los urbanos. Nos encontramos, por tanto, en medio de un proceso de urbanización de China, que no ha concluido y que, si alcanza los niveles de España o Francia, todavía le resta urbanizar a otros 300 millones de personas.
Será este proceso de urbanización el que irá modificando y multiplicando la productividad de las zonas rurales. Paralelamente, la introducción de la tecnología en el sector primario va generando un porcentaje cada vez mayor de empleos de alta cualificación en el sector.
Mundo rural y mundo urbano, con sus zonas geográficas claramente diferenciadas, avanzan por sendas diferentes. Mientras las zonas urbanas representan el futuro hacia el que se dirige la sociedad china, las zonas rurales tienen que seguir incrementando la productividad del sector primario, manteniendo su peso económico y reduciendo el empleo necesario para ello. Este trasvase poblacional del sector rural al urbano genera no solo su incremento de la productividad, sino que, además y por sí solo, representa un aumento matemático importante de la renta nacional.
Para entender las cifras de desigualdad. La comparación entre China y España
Es, seguramente, difícil seguir toda la argumentación matemática que vamos desarrollando. Una forma sencilla de entenderla es comparando la desigualdad en China que estamos analizando con la desigualdad en España que conocemos.
Hemos visto a la sociedad china transformándose desde una sociedad rural pobre en una sociedad avanzada, urbana y con un nivel de vida creciente. Es un proceso no concluido y en el que ya hemos anotado que aún restan de traspasar del mundo rural al urbano a 300 millones de personas para alcanzar los niveles de urbanización españoles. China es una economía emergente, con la mayor revolución económica de la historia de la humanidad, pero cuyo proceso de emergencia (de rejuvenecimiento le llaman ellos) no ha concluido.
Nos interesa comparar el nivel de desigualdad existente en España con el nivel de desigualdad de esa sociedad emergente china (ya completamente mayoritaria) que integra el mundo urbano. Un mundo urbano que, ya en 2021 representa el 65 por ciento de la población.
Mencionar que, aún cuando el dato que nos interesaba comparar con España es la desigualdad entre las rentas altas y bajas de la nueva sociedad que se está construyendo en China, la desigualdad en los hogares del área rural entre el 20 por ciento más alto y el 20 por ciento más bajo fue en 2021 de 8,87.
Hemos comparado a China no con un país emergente sino con un país avanzado y aún así vemos que la desigualdad que nos resulta en China es ligeramente inferior a la que tenemos en España.
Las políticas desarrolladas por el gobierno chino para reducir la desigualdad
En los últimos años, el gobierno chino viene implementado un abanico de políticas para reducir la desigualdad económica en el país. Algunas de estas políticas incluyen:
1. Eliminación de la pobreza extrema: La eliminación de la pobreza extrema ha sido una prioridad clave para el gobierno chino en las últimas décadas. En los últimos años, el gobierno chino ha implementado una serie de políticas y medidas para acelerar el proceso de eliminación de la pobreza extrema. Destacamos:
Política de reducción de impuestos y tarifas: Se han reducido los impuestos y tarifas para las empresas y los residentes en áreas pobres, lo que ha estimulado la inversión y el empleo en estas áreas.
Programa de vivienda: Con el objetivo de proporcionar alojamiento asequible a los residentes de bajos ingresos en áreas rurales.
Programa de microcréditos: Destinado a los residentes de bajos ingresos, especialmente en áreas rurales, para ayudarles a iniciar pequeñas empresas y mejorar su situación económica.
Programa de educación: Se han implementado programas para mejorar la educación en áreas pobres, proporcionando fondos y recursos para construir escuelas y mejorar la calidad de la educación.
Programa de asistencia social: El gobierno ha proporcionado asistencia social a las personas mayores, discapacitadas y a las familias de bajos ingresos en áreas pobres.
Estas políticas han permitido que la tasa de pobreza extrema en China se reduzca drásticamente en las últimas décadas. En 2020, China anunció que había logrado eliminar la pobreza extrema en todo el país, lo que ha sido un gran hito importante en la lucha contra la pobreza en China y en el mundo.
2. Política de redistribución de ingresos: El gobierno ha introducido medidas para aumentar la proporción de los ingresos del trabajo en la economía y reducir la brecha entre los ingresos de los trabajadores y los ingresos de los propietarios de empresas. Estas medidas incluyen el aumento del salario mínimo, la eliminación de impuestos sobre el consumo para productos básicos, y la mejora de los sistemas de seguridad social. Durante las últimas décadas el crecimiento de los salarios en China ha sido el mayor del mundo.
Presentamos en los siguientes gráficos la evolución de los salarios reales en los países del G20 clasificados en economías avanzadas y economías emergentes con los datos que publica el Informe mundial de salarios de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Se puede apreciar la clara y constante progresión del crecimiento de los salarios en China sin ningún parangón al resto de países del G20.
3. Desarrollo de áreas rurales: Se ha priorizado el desarrollo de las áreas rurales y se han implementado políticas para mejorar la infraestructura, la educación y los servicios médicos en estas áreas. Esto ha ayudado a reducir la brecha entre las áreas urbanas y rurales en términos de ingresos y calidad de vida. Entre las principales medidas destacan:
Política de inversión en infraestructura: Se ha invertido significativamente en infraestructura rural, incluyendo la construcción de carreteras, puentes, ferrocarriles y aeropuertos en áreas rurales. Esto ha mejorado la accesibilidad y conectividad de las áreas rurales con las zonas urbanas, lo que a su vez ha estimulado el crecimiento económico en estas áreas.
Política de reforma agrícola: El gobierno chino ha implementado políticas para mejorar la productividad agrícola y reducir la pobreza rural. Esto ha incluido la reforma del sistema de tenencia de tierras y la promoción de la agricultura moderna y sostenible.
Política de desarrollo de la industria: Promoción del desarrollo de la industria en áreas rurales, especialmente en sectores como el turismo, la artesanía y la agricultura de alta tecnología. Esto ha ayudado a crear empleos y estimular el crecimiento económico en estas áreas.
De acuerdo con los informes recurrentes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la industrialización rural contribuye significativamente al crecimiento económico y a la creación de empleo en las zonas rurales, mejorando la calidad de vida de la población rural.
4. Política de educación: La educación es una herramienta clave para reducir la desigualdad en China, especialmente entre las áreas urbanas y rurales, y para mejorar las oportunidades de los ciudadanos para lograr una movilidad social ascendente. El gobierno chino ha implementado una serie de políticas y medidas para mejorar el acceso y la calidad de la educación en el país. Veamos las más importantes:
Política de inversión en educación: El gobierno ha invertido significativamente en educación, especialmente en áreas rurales, para mejorar el acceso y la calidad de la educación. Esto ha incluido la construcción de escuelas y la mejora de la capacitación y el salario de los maestros.
Política de educación gratuita: Igualmente, se ha establecido la política de educación gratuita de 9 años, que garantiza que todos los niños en edad escolar reciban educación primaria y secundaria gratuita.
Política de becas: Se han desarrollado políticas de becas para apoyar a los estudiantes de bajos ingresos y con buen rendimiento académico. Estas becas cubren los gastos de matrícula, alojamiento, libros y otros gastos relacionados con la educación.
Política de acceso a la educación superior: El gobierno ha promovido el acceso a la educación superior para los estudiantes de áreas rurales y de bajos ingresos, proporcionando exenciones de matrícula y ofreciendo apoyo financiero y de capacitación para preparar a los estudiantes para los exámenes de ingreso a la universidad.
Política de educación para adultos: Se han puesto en marcha políticas de educación para adultos, para mejorar la educación y las habilidades de los trabajadores adultos y de los agricultores, y así mejorar su movilidad social ascendente.
En general, estas políticas han mejorado significativamente la calidad y el acceso a la educación en China, y han ayudado a reducir la brecha educativa entre las áreas urbanas y rurales, y entre las personas de diferentes ingresos. A medida que China continúa desarrollándose económicamente, la educación seguirá siendo una herramienta clave para reducir la desigualdad y mejorar el bienestar de la población.
De acuerdo con las declaraciones del nuevo primer ministro chino, Li Qiang, recogidas en el diario Global Times, más de 240 millones de personas han recibido educación superior en China, y la cantidad promedio de años de educación para la nueva fuerza laboral cada año ha alcanzado los 14 años. El diario añade que “Según el Séptimo Censo Nacional de Población de China, publicado en 2021, el 24,9 por ciento de la población en edad de trabajar disponía de educación universitaria o superior, 10,3 puntos porcentuales más que el nivel de 2012. La tasa de analfabetismo del país cayó del 4,08 por ciento en 2010 al 2,67 por ciento en 2020. De los 15 millones de personas que se incorporan a la fuerza laboral cada año, China tendrá casi 11,58 millones de recién graduados universitarios este año, un nuevo récord”.
5. Política de empleo: El gobierno ha definido políticas para crear más empleos y mejorar la calidad de los empleos en el país. Estas políticas incluyen no solo la promoción de la industria manufacturera y el sector de servicios sino, también, la creación de programas de formación para trabajadores de bajos ingresos. Dentro de estas políticas destaca la política de empleo urbano-rural en China que tiene como objetivo reducir la brecha económica y social entre las zonas urbanas y rurales. Esta política se centra en la creación de empleo en las zonas rurales y en la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores rurales.
Varias medidas se han dirigido para lograr este objetivo, como la promoción de la industrialización rural, el fomento del desarrollo de la economía rural y la mejora de las condiciones de vida en las zonas rurales.
Una de las medidas más importantes es la creación de zonas de desarrollo económico en las zonas rurales. Estas zonas tienen como objetivo fomentar la inversión y el desarrollo empresarial en las zonas rurales, lo que puede crear empleos y mejorar las condiciones económicas de la población rural. Además, el gobierno chino también ha proporcionado incentivos fiscales y financieros para fomentar la inversión en las zonas rurales.
Según un informe del Banco Mundial, la política de empleo urbano-rural ha permitido que la tasa de desempleo en las zonas rurales disminuya de manera significativa en las últimas décadas. En 2002, la tasa de desempleo rural era del 5,2%, mientras que en el último dato aportado por el informe de 2018 se redujo al 3,8%.
Un último apunte: ¿Qué pasa con los súper-ricos en China?
Nos hemos centrado en el análisis de la desigualdad en China en la comparación del mundo rural y el mundo urbano. Veamos también como el significativo crecimiento que China ha experimentado en las últimas décadas y la utilización del mercado para impulsar este crecimiento, ha llevado al surgimiento de una clase de súper ricos en el país. Estos individuos han acumulado grandes fortunas a través de diversas industrias, como la tecnología, las finanzas y el sector inmobiliario.
Algunos de los súper ricos más conocidos en China incluyen:
1. Jack Ma: Fundador de Alibaba Group, una de las mayores empresas de comercio electrónico del mundo. Jack Ma es considerado uno de los empresarios más exitosos de China y su fortuna está estimada en decenas de miles de millones de dólares.
2. Pony Ma: Fundador y CEO de Tencent, una empresa líder en servicios de internet y entretenimiento en China. Tencent es propietaria de WeChat, una de las aplicaciones de mensajería más populares en China, y ha invertido en múltiples empresas de tecnología y videojuegos.
3. Colin Huang: Fundador de Pinduoduo, una plataforma de comercio electrónico que ha experimentado un crecimiento explosivo en los últimos años. Pinduoduo se centra en la venta de productos a través de compras grupales y ha logrado desafiar a gigantes como Alibaba y JD.com en el mercado chino.
4. Zhang Yiming: Fundador de ByteDance, la empresa matriz de la popular aplicación TikTok. ByteDance ha sido una de las startups más exitosas de China, y su éxito en el mercado internacional ha impulsado la fortuna de Zhang Yiming a niveles astronómicos.
Estos súper ricos a menudo invierten en diversas industrias, tanto en China como en el extranjero, y desempeñan un papel importante en la economía del país. Los traemos a colación aquí como constatación de que la política de socialismo de mercado que ha posibilitado el gran despegue chino también ha generado una clase social que contribuye a la desigualdad de ingresos que analizamos. Nos interesa ahora profundizar en el poder y la influencia de estos gigantes tecnológicos en la sociedad y la respuesta del gobierno chino implementando nuevas regulaciones y aumentando el escrutinio sobre las prácticas empresariales de estas compañías.
En relación con las nuevas regulaciones para limitar el poder y la influencia de las grandes compañías destacamos dos grupos de medidas:
Antimonopolio: China ha fortalecido sus leyes y regulaciones antimonopolio para controlar las prácticas comerciales desleales y garantizar una competencia justa en el mercado. Las autoridades han investigado y multado a varias empresas de tecnología, incluidas Alibaba y Tencent, por prácticas como la exclusión de rivales y la formación de acuerdos anticompetitivos (en abril de 2021, Alibaba fue multada con 2.800 millones de dólares por violar las leyes antimonopolio de China).
Protección de datos y privacidad: El gobierno chino ha implementado leyes más estrictas sobre la protección de datos y la privacidad del usuario, como la Ley de Protección de Datos Personales (LPDP). Estas regulaciones requieren que las empresas obtengan el consentimiento de los usuarios antes de recopilar y utilizar sus datos, y también imponen restricciones sobre la transferencia de datos a jurisdicciones extranjeras.
El aumento del escrutinio sobre las prácticas empresariales en China tiene como objetivo garantizar un mercado más justo y competitivo, proteger los derechos y la privacidad de los consumidores y mejorar las condiciones laborales.
Si nos fijamos en el poder de los super ricos y su capacidad para decidir el curso de la sociedad tal y como ocurre en Occidente, vemos como en China aunque los super ricos pueden tener cierta influencia en la política y la economía debido a su riqueza y conexiones, el sistema político está dominado por el Partido Comunista Chino (PCCh), que mantiene un control estricto sobre la política y la toma de decisiones. Analizamos algunas de las formas en que los super ricos pueden influir en la política en China y las limitaciones con que se encuentran:
1. Lobby y conexiones personales: Los super ricos en China a menudo tienen conexiones personales con funcionarios del gobierno y líderes empresariales. Estas conexiones pueden ayudarles a influir en la formulación de políticas y obtener apoyo para sus proyectos. Sin embargo, el alcance de su influencia es limitado, ya que el gobierno chino ha estado tomando medidas constantemente para combatir la corrupción y mejorar la transparencia en la toma de decisiones.
2. Filantropía y responsabilidad social: Algunos super ricos en China, como Jack Ma y Pony Ma, han establecido fundaciones filantrópicas y se han involucrado en iniciativas de responsabilidad social. Estas actividades pueden ayudarles a mejorar su reputación y ganar influencia en ciertos sectores de la sociedad. Sin embargo, la filantropía en China está sujeta a restricciones y regulaciones gubernamentales, y el gobierno controla de cerca estas actividades para evitar que se utilicen con fines políticos.
3. Desarrollo económico e inversión: Los super ricos en China desempeñan un papel importante en el desarrollo económico del país a través de sus inversiones en diversas industrias y proyectos. A través de sus empresas, pueden ayudar a impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo, lo que puede generar un cierto grado de influencia política. Sin embargo, como mencionamos anteriormente, el gobierno chino ha estado tomando medidas para controlar el poder de las grandes empresas y garantizar que no socaven la estabilidad y la gobernanza del país.
En general, aunque los super ricos en China pudiesen tener cierta influencia en la política y la economía, su poder político es limitado debido al control estricto del PCCh sobre el sistema político. En lugar de desafiar directamente al gobierno, los super ricos en China buscan trabajar dentro del marco establecido por el PCCh y adaptarse a las regulaciones y políticas gubernamentales en evolución.
Ha llegado el momento de sacar conclusiones.
Recapitulando: 1. ¿Es capitalismo sacar de la pobreza a las personas y aumentar la renta per capita 13,08 veces entre el 2000 y el 2021?
Al contrario. Socialismo es satisfacer las necesidades de la sociedad y la experiencia china esta siendo una de las más exitosas de los últimos siglos sacando a la población de la pobreza y logrando doblar la renta per capita de las personas cada poco más de 5 años.
Recapitulando: 2. ¿Es capitalismo utilizar el mercado para expandir el comercio, la industria y los servicios, logrando mantener el equilibrio relativo con la zona rural?
La utilización del mercado para expandir el comercio y la industria no es algo privativo del capitalismo. Las experiencias socialistas de propiedad estatal de los medios de producción, con planificación y garantía de ingresos en todos los sectores, que hemos conocido hasta la actualidad han fracasado, no han mejorado las condiciones de vida de las personas y han generado un proceso de burocratización que ha bloqueado la economía.
En la práctica, países como Cuba y otros están reorientándose en esta misma dirección de socialismo de mercado.
Adicionalmente, en China ha sido posible expandir la industria y los servicios a la misma vez que se han mantenido los ingresos relativos del sector rural. La progresiva urbanización de la sociedad ha favorecido el crecimiento de las rentas rurales al mismo ritmo de las urbanas.
Todo ello ha sido posible gracias a una política definida para garantizar el bienestar de todos los miembros de la sociedad, poniendo a las personas por encima de la economía.
Recapitulando: 3. ¿Es capitalismo defender el libre comercio y el multilateralismo a nivel internacional?
El libre comercio ha sido utilizado por los países imperialistas como una herramienta para la colonización y dominación de los países emergentes, fomentando la especialización económica y una estructura de precios favorables a las metrópolis.
Sin embargo, en la situación actual en la que los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), entre otros, han alcanzado en sus economías un nivel de autonomía que les permite competir en el mercado internacional, la defensa del libre comercio y del multilateralismo se ha convertido en una bandera imprescindible para continuar el crecimiento de los países emergentes. EEUU pretende impedir el desarrollo económico de las empresas chinas como un mecanismo de defensa que le perpetúe como potencia dominante mundial.
Recapitulando: 4. Las desigualdades sociales no es eliminan por decreto sino mediante el progreso social.
Como hemos visto, no se trata de retraer recursos de los sectores secundario y terciario (industria y servicios básicamente) en favor del sector primario (zona rural básicamente), sino de potenciar su desarrollo, permitiendo el trasvase de población a estos sectores y su urbanización, mejorándoles su nivel de vida y facilitando, al mismo tiempo, el incremento de la productividad de quienes continúan operando el sector primario. Esto es, detraer recursos de los sectores industriales y de servicios en favor del sector rural solo perpetua la pobreza. Hay que expandir la industria y los servicios para que puedan recoger a una parte importante del mundo rural, urbanizándolo, e incorporarlo a un nivel de vida superior. Porque, además, este efecto de atracción, migración, de una parte del mundo rural al mundo urbano permite que la producción rural al dividirse por un número inferior de personas genere una renta per capita muy superior. Para ello se necesita el progreso industrial y de servicios y el incremento de la productividad en el mundo rural. Y ambas cosas están funcionando coordinadamente en China.
Los procesos de urbanización generan no solo oportunidades personales sino también dificultades ligadas a la emigración, sobre todo si ésta no es ordenada, pero el proceso de urbanización que estamos viendo en China no tiene nada que ver, por ejemplo, con el que vivimos en España en los años 60 y 70 con el crecimiento desordenado de cientos de miles de chabolas rodeando Madrid, Bilbao y Barcelona.
Recapitulando: 5. Las desigualdades actuales están centradas en las diferencias entre el mundo urbano y el mundo rural y evolucionando favorablemente al ritmo de la urbanización.
Sacar a las personas de la pobreza no es desigualdad social, es progreso de la sociedad y de las personas. El desarrollo de la industria y de los servicios genera una diferencia social respecto al sector primario como consecuencia de que la productividad de los sectores secundario y terciario es muy superior al sector primario, pero genera un incremento de la riqueza nacional que también se reproduce en el sector primario. Es necesario agotar el traspaso social del sector rural al urbano para poder igualar la productividad en ambos sectores y reducir la desigualdad que esta fase transitoria genera.
- Este artículo ha sido publicado en el Portal hispano de opinión e investigación: CHINA información y economía. Puedes consultar el artículo en su fuente original aquí.
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