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“Diálogos” de Mundo Global

Por María José Masnou

Publicado el 20/03/2024


La entrevista con Helena Legarda una experta conocedora de China, abre la nueva sección de DIALOGOS en MUNDO GLOBAL, donde regularmente entrevistaremos a un perfil profesional experto y estableceremos vínculos entre su área de conocimiento y los desafíos de la transición ecológica y la emergencia climática.

Como coordinadora de la Sección sobre Desarrollo Sostenible y Emergencia Climática, deseamos aportar visiones alternativas y reflexiones interesantes.





Helena Legarda es analista principal de MERICS, la investigación de Helena Legarda se centra en la defensa y las políticas exteriores de China, incluidas sus fuentes y motores internos, así como su impacto geopolítico.

Antes de incorporarse al MERICS, adquirió experiencia profesional en la ‘Delegación de la Unión Europea’ en China y en la empresa de investigación y asesoramiento ‘China Policy’ en Beijing. Helena tiene una Maestría en Políticas Públicas con un enfoque en Asuntos Internacionales y Globales de la ‘Harvard Kennedy School of Government’ y una licenciatura en ‘Estudios Chinos de la Universidad de Oxford’. También estudió chino en la Universidad de Pekín.


¿Helena cuándo aparece tu interés por China, como civilización, cultura, lengua…?

Mi interés en China arranca ya en la escuela, alguna clase despertó mi atracción por una lengua que me parecía fascinante, su cultura, historia… por lo diferente, y ya en Bilbao empecé a asistir a una academia de idiomas dos veces por semana para estudiar la lengua china.

 

¿Tuvo tu formación académica e investigadora relación con tu interés por China desde el inicio?

Tuve claro desde el inicio que quería realizar unos estudios universitarios sobre China, en aquel momento la oferta académica era bastante restringida en España, básicamente existían estudios de segundo grado y poco más, así que decidí buscar opciones en el extranjero, finalmente decidí estudiar en la Universidad de Oxford  la carrera de Estudios Chinos, que son unos estudios de Sinología clásica, y que también me permitieron realizar una estancia formativa en Pekín y que confirmó mi interés profesional por China.

 

¿Qué es MERICS?

MERICS es un Think Tank especializado en el conocimiento de la China contemporánea y radicado en Berlín. Está financiado principalmente por una fundación privada, lo que nos da una libertad de análisis importante. Somos un conjunto de 20- 25 analistas europeos y de otros países, lo que nos permite aportar una diversidad de aproximaciones al país. Buscamos suministrar un mejor conocimiento de China en Europa a través de todo tipo de plataformas y medios, y mucha de nuestra información es en abierto, lo que permite el acceso a cualquier persona interesada.

 

¿Cuál es el objetivo actual de tu trabajo en MERICS?

Trabajo como analista en temas de política exterior y defensa, y también de geopolítica, aunque en MERICS comprobamos que todos los temas están muy interconectados. A partir de mi trabajo he verificado que es necesario conocer el ámbito doméstico chino directamente de fuentes primarias para poder interpretar qué implicaciones internacionales tienen el marco general del sistema y las decisiones que toma el estado chino. Esto nos permite utilizar matices en la información y el análisis, lo que es muy importante al estudiar China.

 

 ¿Qué expertos y conocedores del país y su complejidad has conocido y te han impresionado?

Evidentemente conozco a muchos sinólogos de referencia clásicos, y también he tenido la oportunidad de conocer a muchos expertos y personas conocedoras del país, trabajando en otros campos y todos ellos han sido importantes para mí investigación y carrera profesional.

 

¿Piensas que gradualmente y a través de la recuperación de una imagen y concepto histórico, como la “Ruta de la Seda” a través de la iniciativa del “Cinturón y la Ruta de la Seda”, ¿Europa se ha acercado y conoce un poco más a China?

No me da la impresión de que el concepto histórico en sí haya jugado un gran papel por si mismo. Pero si es verdad que Europa empezó a prestar más atención a china según las relaciones comerciales se estrecharon y empezaron a emerger puntos de fricción, y la iniciativa del “Cinturón y la Ruta de la Seda” es parte de esta historia. Inicialmente Europa veía a China principalmente como un gran mercado y socio comercial, pero había mucho desconocimiento sobre los objetivos a largo plazo y algunos de los problemas que la agenda internacional de Xi Jinping podía causar a los intereses europeos.

 

¿Cuándo se produce este despertar de la Unión Europea y el resto de países con respecto a China?

ES un proceso que empezó hace ya tiempo, inicialmente por problemas y competición en las relaciones económicas y comerciales. Pero hace unos cinco años, Europa formaliza su nueva postura con respecto a China, abandonando falsas esperanzas de convergencia de modelos políticos e inicia el proceso para enfrentarse a los desafíos más estratégicos o relacionados con la seguridad en sus relaciones con China. Hay muchos factores que llevaron a Europa a este punto, empezando por los cambios en la política del país desde que Xi Jinping llegó al poder. Pero han sido la pandemia y la guerra en Ucrania las que han afianzado esta nueva perspectiva, al revelar el desencaje que aún existe en cuanto a nuestro conocimiento de china y a las dependencias de la cadena productiva y de suministros. Una nueva actitud era necesaria.

 

¿Cómo aborda Europa en este nuevo escenario?

Hay un cambio de magnitud en el conocimiento de China y gradualmente en el conocimiento del país. Los países europeos se plantea ahora las modalidades de colaboración, los conflictos de intereses, y también se visibiliza la asertividad de China en el marco internacional con unos objetivos muy claros. Por ejemplo, el conflicto con Lituania es un caso. Europa está intentando posicionarse ante estos desafíos reduciendo riesgos y diversificando dependencias, aunque queda mucho trabajo por hacer.

 

¿Entendemos pues, que China tiene una hoja de ruta bien definida?

China se enfrenta a desafíos internos, como la situación económica y el envejecimiento de la población, pero tiene claro unos objetivos para el centenario de la fundación de la República Popular China en el 2049, también llamados “Objetivos del Centenario”. Estos implican devolver a China el lugar que le corresponde como un gran poder y el orden global, en competencia clara con los Estados Unidos y Occidente, fortaleciendo sus alianzas con el Sur Global.

 

¿En este escenario qué rol asumirán las nuevas fronteras estratégicas como la Región Ártica, donde el cambio climático está acelerando la apertura de vías marinas más cortas?

La región del Ártico puede ser decisiva en las nuevas rutas de conectividad planetaria y acceso a nuevos recursos, y China la ve como una región estratégica para su búsqueda de rutas marítimas alternativas que puedan competir con rutas existentes y evitar los “puntos de estrangulamiento del estrecho de Malaca o el canal de Suez. La aceleración o no del cambio climático y el deshielo, así como las futuras relaciones con Rusia marcaran su viabilidad para China.

 

¿Qué otras fronteras estratégicas tienen interés para China?

No solo el Ártico sino la Antártida, el océano profundo, el espacio exterior y el ciberespacio también son considerados “nuevas fronteras estratégicas” en las que desarrollará la competencia con otras grandes potencias en el futuro.

 

¿Es posible que, en el futuro, frente a la emergencia climática, la diplomacia geopolítica pueda evolucionar hacía una diplomacia climática en la región Euroasiática?

Es posible, pero la cooperación difícil en este momento, ya que el interés prioritario de China está centrado en la seguridad y estabilidad del sistema, y desarrollo económico en este periodo de desaceleración. El acceso a fuentes de energía, también los combustibles fósiles es un factor determinante para mantener el crecimiento económico. Además, China también se muestra reacia a separar el diálogo en temas climáticos de otras tensiones que puedan existir en las relaciones bilaterales, lo que tiende a complicar le diálogo.

 

Y volviendo a la pregunta anterior ¿es posible separar la emergencia climática de la geopolítica?

Sería apostar por lo que llamaríamos el “bien público global”, y creo personalmente que no hay que rendirse y perseguir lo necesario, su confluencia.

 


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