De insectos y palomas: Los más de 50 años de las relaciones entre China y España
Por Belén Dorado Marín de Espinosa 金白兰*
Artículo publicado el 17/03/2023
En este año 2023 que se celebran 50 años de las relaciones entre China y España, es un buen momento para cavilar acerca de lo que China es y supone para España y viceversa, sin dejar de tener en cuenta que estos 50 años lo son solamente a ojos gubernamentales y que las relaciones entre ambas culturas se remontan a centurias atrás.
Pablo Picasso y el pintor tradicional chino Zhang Daqian (derecha) en Villa La Californie en Cannes, Francia, en 1956. Fuente: terceros.
Para el común de la sociedad española, China es un ente lejano, tan distante que pareciera de otro mundo. Si a eso unimos que su desarrollo en tecnología e infraestructuras se supera día con día, la lejanía marcada con España se hace si se quiere aún más distante. Desde los primeros contactos como parte del Galeón de Manila, o la posterior llegada de los misioneros como Diego de Pantoja a tierras chinas con el objetivo de evangelizar, los contactos entre España y China han sido muchos y fructíferos, siendo que algunos españoles consideraron marchar a China en busca de negocios o riquezas y se establecieron en las grandes capitales, maremágnum de nacionalidades que contemplaron la llegada de esos primeros españoles, como el arquitecto Abelardo Lafuente quien dejó su impronta arabesca a través de los edificios que levantó en la ciudad de Shanghai. En este ir y venir de chinos a España o de españoles a China, se fraguaron muchos intercambios culturales, gastronómicos, científicos o literarios, como la traducción de “El Quijote” al chino, de "Sueño en el Pabellón Rojo” al español, por poner ejemplos de las dos obras más características de ambas culturas, Pero este fenómeno se dio también en otras esferas culturales, como son las artes, donde dos artistas inconfundibles, Qi Baishi ⻬白石 (1864 - 1957) y Picasso 毕 加索 (1881 - 1973), ocupan un papel protagonista. Qi Baishi ⻬白石, reconocido pintor de pinturas inusuales, aquel que se dedicó a inmortalizar a los seres más pequeños de la naturaleza, como crustáceos, insectos u hormigas, es una de las figuras más carismáticas del modernismo en China. Coetáneo de Picasso, siempre admiró sus pinturas, pese a que nunca tuvo la oportunidad de conocer al pintor español. Se cuenta que cuando al primero de ellos le concedieron el Premio Internacional de la Paz, en 1955, representado por la Paloma de la Paz de Picasso, a Qi Baishi se le invitó a que pintara una similar, y éste se excusó diciendo que nunca podría superar a la de Picasso, por estar casi viva.
Un año más tarde de que Baishi fuese galardonado con el Premio Internacional de la Paz, llegó a París Zhang Ding, famoso pintor chino y director de la Academia Central de Arte y Diseño hasta la edad de 67 años, quien fuera el artífice del escudo nacional de la República de China y de los pabellones en exposiciones mundiales. Aprovechando la visita en la capital francesa Zhang Ding conoció a los pintores del momento, entre los cuales se encontraba Picasso. Muy a la manera china de la tradición de los regalos, el pintor chino agasajó a Picasso con una colección de pinturas de Qi Baishi, y fue ahí, en ese momento, cuando Picasso pudo conocer a este pintor del otro lado del mundo, de quien aprendería más de lo que nunca imaginó. El hecho de que Picasso tuviese en sus manos obras de Qi Baishi, le dio la oportunidad de poder practicar la técnica de la pintura china y descubrir la grandeza que se escondía detrás de este tipo de pintura, sobre la cual Picasso le dijo a Daqian: «¡Qi Baishi es realmente un gran pintor en el Este! La pintura china es muy mágica, ¡y la parte más misteriosa de la pintura china es el espacio en blanco!» [1] Para Picasso la pintura china fue un descubrimiento fascinante que le proporcionó muchas horas de estudio y práctica. Como señala Lebrero, quien fuera director del Museo Picasso de Málaga, «(Los chinos) son grandes inventores de lápices y formas de usar tinta. Picasso tenía una gran colección de [estos] instrumentos. Sabía que con estos instrumentos podía hacer cosas diferentes a los métodos occidentales para dibujar, escribir o pintar» [2] Fascinado por el hallazgo de este tipo de pintura, de sus técnicas y temáticas tan novedosas, Picasso le comentó a Zhang Ding, un poco contrariado:
«En Europa y América, no puedo ver arte, pero en China hay arte real. Lo que no entiendo es por qué los chinos van a París a estudiar arte» [3] De este encuentro casual, la pintura china fue valorada en España y la pintura del modernismo español, como la de Picasso, fue estudiada en China, marcando un hito en los intercambios artísticos que insufló al modernismo español de aspectos del modernismo chino, con la influencia del pincel de Qi Baishi. En el año 2011, en Xiangtan, la ciudad natal de Qi Baishi, tuvo lugar una exposición de pintura bajo el título “Diálogo entre Qi Baishi y Picasso”, donde se pudieron contemplar dos obras de Picasso y cuatro de Qi. Curiosamente ese año 2011 se conmemoraban el 54 aniversario de la muerte de Qi Baishi y 30 de la de Picasso. Este encuentro entre ambos pintores acercó la visión de ambos a los espectadores, y fue la primera vez que las obras de ambos pintores se mostraron juntas, a pesar de que los artistas nunca pudieron hacerlo. Así, de la misma manera que ocurriese en Xiangtan, en el Museo de Málaga tuvo lugar en 2018 la exposición "El viento que sopla desde la ciudad natal de Qi Baishi. Exposición de pintura y caligrafía de China Xiangtan”, momento en que las pinturas de Qi Baishi viajaron a la ciudad natal de Picasso y se dieron a conocer al público español y por segunda vez ambos artistas pudieron compartir un espacio juntos.
El conocimiento que se tiene de Picasso en China supera con creces la estima que se tiene a Qi Baishi en España, casi desconocido por muchos. Muestra de ello es el telegrama de felicitación redactado por el autor chino Guo Moruo, presidente de la Federación China de Círculos Literarios y Artísticos, enviado a Pablo Picasso con motivo de su cumpleaños número 80, que se exhibió en la exposición mencionada. Parafraseando a Picasso, «Hay un proverbio chino que proclama lo mejor que se ha dicho nunca sobre la pintura: no hay que imitar la vida, hay que trabajar como ella» [4], y fue así como estos pintores trabajaron con la vida misma y supieron, a pesar de las distancias que los separaban, plasmarla en sí misma, hasta el punto de que las palomas cobraban vida y los insectos parecían volar. Podría afirmar que si Picasso hubiese tenido la oportunidad de conocer a Qi en persona su pintura habría tomado otro matiz, o quizá habríamos asistido a una nueva etapa del artista, aquella caracterizada por las influencias chinas y las técnicas de esta pintura milenaria. Picasso dijo una vez: «Nací en España y soy pintor. Pero si hubiera nacido en China, sería poeta» [5]
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Fuentes
[1] http://wap.handanwenhua.net/wap/article.php?name=1454
[2] http://spanish.china.org.cn/txt/2019-07/17/content_75002257_3.htm
[3] (http://wap.handanwenhua.net/wap/article.php?name=1454 , recuperado 1l 15 de marzo de 2023
[4] https://confuciomadrid.es/2023/02/01/pintar-con-con-tinta-soplada-una- tecnica-china/
[5] Lebrero, José, http://spanish.china.org.cn/txt/2019-07/17/ content_75002257_3.htm
*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.
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