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China, nuevo Gobierno para tiempos difíciles

Actualizado: 16 ene

Por Georgina Higueras*


Artículo publicado en El Periódico el 16/03/2023



A la tensión geopolítica se añade la montaña de deuda de las administraciones locales y el desplome de la natalidad, que hace de China el primer país en desarrollo con una población envejecida, un enorme lastre para sus ambiciones desarrollistas.




Bajo la batuta implacable de Xi Jinping, que inicia su tercer periodo de cinco años como presidente de la República Popular, el nuevo Gobierno chino, nombrado durante la sesión plenaria anual de la Asamblea Popular Nacional (APN, Parlamento), tiene como misión recuperar la confianza perdida del sector privado y de los inversores extranjeros en los tres duros años de pandemia. Todas las miradas están puestas en la capacidad de maniobra que tendrá el nuevo primer ministro, Li Qiang, amigo personal de Xi, en comparación con su predecesor Li Keqiang, quien fue perdiendo poder a medida que el presidente consolidaba el suyo.

Considerado un pragmático muy proempresarial, Li Qiang podría gozar de más autonomía para, como hizo en Shanghai y en Zhejiang, cuando era jefe del gabinete de Xi (2004-2007), tomar medidas audaces para apuntalar la economía, desactivar los riesgos inmediatos e impulsar el crecimiento a largo plazo. Su objetivo es elevar el nivel de vida de la mayoría de la población hasta acercarse al de los países industrializados.


Li ha nombrado cuatro viceprimeros ministros y cinco consejeros de Estado, incluido su jefe de Gabinete Wu Zhenglong, y los ministros de Exteriores Qin Gang; Defensa, Li Shangfu y Seguridad Pública, Wang Xiaohong, además de la exjefe del partido en la provincia de Guizhou, Shen Yiqin, única mujer en las altas esferas del poder chino. El ascenso del general Li Shangfu, ingeniero aeroespacial y exsubjefe de la Fuerza de Apoyo Estratégico, se relaciona con las turbulencias en el estrecho de Taiwán y la tensión geopolítica que pudiera derivar en una confrontación con EEUU para impedir la independencia de la isla, que Pekín considera parte inalienable de su territorio.


El presupuesto de Defensa de 2023 se incrementará el 7,2% hasta los 225.000 millones de dólares. Es el segundo del mundo, tras el de EEUU, pero no llega a un tercio de este. La investigación e innovación en ciberdefensa y en nuevos misiles es prioritaria, aunque con frecuencia está financiada por el Ministerio de Tecnología o la industria privada al ser tecnologías de doble uso.

Durante la sesión de la APN, Xi Jinping declaró que el Ejército Popular de Liberación (EPL) tiene que mejorar sus “capacidades estratégicas integradas” para posicionarse en uno de los ejércitos más avanzados del mundo. Xi está empeñado en que alcance la modernización total en 2027, cuando se cumple el centenario de la fundación del EPL. Ahora redobla los esfuerzos para hacer frente a la creciente rivalidad de EEUU y sus aliados.


Un cierto pesimismo planeó sobre la sesión de la APN y la de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (una especie de consejo de sabios), que siempre se celebran al mismo tiempo. Los daños de la guerra tecnológica desatada por EEUU para frenar a China se perciben cada día más en los sectores más avanzados del gigante asiático, cuyo mayor reto ya es en el control de riesgos. A la tensión geopolítica se añade la montaña de deuda de las administraciones locales y el desplome de la natalidad, que hace de China el primer país en desarrollo con una población envejecida, un enorme lastre para sus ambiciones desarrollistas.

La preocupación por la seguridad alimentaria dará más poder y fondos al Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales para intensificar la innovación de semillas locales, mejorar la infraestructura rural e impulsar el autoabastecimiento alimentario.

Para dar sensación de estabilidad, la APN ha mantenido en sus cargos a las máximas autoridades económicas: Yi Gang, gobernador del Banco Popular Chino (el Banco Central), y Liu Kun, ministro de Finanzas. Ambos sobrepasan la edad oficial de jubilación de los dirigentes –68 años—y salieron en octubre del Comité Central del Partido Comunista, durante el XX Congreso, por lo que ha sido una sorpresa su permanencia en la elite económica. Algunos analistas ven en esto un desplazamiento de la política económica del Gobierno al partido. Destaca también la creación de una oficina nacional para supervisar la seguridad de los datos y dirigir el desarrollo de la economía digital.

No parece que haya dificultades para alcanzar el objetivo de crecimiento del PIB de este año, situado en el 5%, pero el Gobierno tendrá que aplicarse en controlar la deuda local oculta y prevenir el contagio de riesgo entre sectores, incluido el inmobiliario, además de la amenaza que supone la corrupción y una supervisión inadecuada.


  • Este artículo ha sido publicado en El Periódico el 16/03/2023. Puedes consultar el artículo en su publicación original aquí.

*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.

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