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¿ADÓNDE NOS LLEVA CHINA?

Por Marcelo Muñoz*

Publicado originalmente en el periódico Mundodiario el 17/05/2024


Día de la Marca de China 2024. / Xin Hua

¿Adónde nos lleva China?


Es una pregunta que se puede formular de muchas formas: ¿adónde va China? ¿cuántos males nos puede traer? ¿qué cambios quiere operar en este mundo? ¿es China una alternativa...?

Lo que es indudable es que cada día se habla más de China, sobre todo en las redes; hasta hace bien poco solo se hablaba negativamente; ahora empieza a haber división de opiniones, sobre todo, también, en las redes; no tanto en los medios generalistas de “nuestro” mundo, en los que sigue prevaleciendo el rechazo, el miedo, la desconfianza...


Me refiero a los medios occidentales, porque no es así, por supuesto, en los medios chinos; pero tampoco en los medios no occidentales, como, por ejemplo, en los africanos, en los asiáticos, o en los iberoamericanos...en los que abunda una mucho mayor diversidad de opiniones, según países y zonas de influencia.

Y nuestra “modélica” libertad de opinión y de prensa se exaspera cuando aparece un medio chino de amplia difusión digital, que llega a una numerosa audiencia, especialmente a los jóvenes más digitalizados, con opiniones e informaciones, breves y contundentes y con mucho impacto.

 

Un caso claro es el de Tik Tok, con millones de videos cortos personalizados, que exaspera a nuestros medios occidentales porque no sique sus reglas, porque da datos y opiniones que van en dirección contraria a lo políticamente correcto en nuestros lares. Véase el escándalo que está suponiendo en Estados Unidos la sola existencia de Tik Tok como medio de difusión.  La reacción no está en cómo contrarrestar esas informaciones u opiniones con otros datos y otra opinión, que podría ser un debate interesante y fructífero. Todo el esfuerzo político e ideológico se pone en cómo silenciar ese medio de información y debate, con suficientes excusas o subterfugios dialécticos, para que no parezca que vamos en contra de nuestra sacrosanta libertad de expresión.


Pero Tik Tok y otros siguen aumentando su influencia, sobre todo en esa parte del mundo, que engloba al 87% de la población mundial, más allá de Occidente, es decir, más allá de Europa, EE.UU. y el mundo anglosajón, o bajo su influencia,

Y no es que queramos sacralizar a Tik Tok, ni a ninguno de los otros medios que ya se mueven más allá de nuestro pensamiento único: habrá que hacerles también su posible crítica. Simplemente queremos subrayar que nos parece un avance en la libertad global de expresión el que existan ya medios no supeditados a nuestro pensamiento occidental dominante.


Pero volvamos a nuestra pregunta inicial: ¿adónde nos lleva China con esta irrupción en nuestra “casa”?


Algunos se revuelven contra la globalización, e incluso, ignorantes!, la niegan; otros aspiran a otra globalización posible; nadie niega que estamos en un mundo intercomunicado, incluso lo aceptan muchos de los que quieren contrarrestar esa realidad, queriendo volver el mundo hacia atrás.


Y, en cuanto a China, que creíamos aislada, es incuestionable que es ya el primer socio comercial de 145 países, que a su macroproyecto de la Nueva Ruta de la Seda se han adherido, y participan en él 152 países, que mantiene relaciones diplomáticas con 175 países que reconocen el principio de la ONU de una sola China: es decir, todo el mundo, menos una docena de pequeños países, incluido el Vaticano...


¿A dónde nos lleva esta China tan inserta en nuestro mundo, tan distante, y tan diferente, de Occidente, que, además se atreve a propugnar un nuevo orden mundial, que apoya y amplía nuevas instituciones, con vocación global, como los BRICS, como el G-20, como la Organización de cooperación de Shanghái con media Asia, con el Mercado Común Asia Oriental-Asean-Oceanía...?


Hasta hace muy poco estábamos tan tranquilos con una China que creíamos aislada  y ahora nos encontramos que invierte o puede invertir en nuestras casas, de la que somos, en grandes cuantías, acreedores; que gradúa cada año más ingenieros y científicos que el resto del mundo junto; que es la segunda potencia mundial en Inteligencia Artificial, pero que invierte en su desarrollo el doble que Estados Unidos; que va a inundar nuestras calles de sus coches eléctricos y, cuando reaccionemos, nos vendrá con el coche autónomo...


¿Adónde nos lleva esta China real que, en 40 años, ha pasado de potencia 120ª a 2ª, y a la que sacamos tantas pegas, deficiencias y errores? Pero, frente a la que, subidos en nuestro pedestal de superioridad, no nos paramos a analizar si hay algunos aciertos válidos en su transformación.


Y, mucho menos aún, nos preguntamos si hay algunas claves, y cuáles, que expliquen algo esa transformación. Y, todavía menos, si en esas claves hay alguna que sea útil para el resto del mundo, o para alguna otra parte de este mundo.


Estamos repitiendo adónde “nos" lleva, porque China no va sola: ya son muchos los países que la siguen en algunos, o muchos, de sus avances, no pocos la miran con respeto, o se adhieren a sus iniciativas; algunos hasta empiezan a intuir, o analizar, si nos podría aportar algo más que el puro desarrollo económico y tecnológico.


Empieza a ser evidente ya, para no pocos ciudadanos de este mundo del siglo XXI, y quizá, también, para algunos países, que Occidente está dejando de ser el único referente del progreso político, que puede haber otra, u otras alternativas, ¿es China una de ellas? 


Ahí se apunta quizá alguna perspectiva válida para el siglo XXI, en ese cambio de era, y era de cambio que ya empezó, pero que no está concluido. Será, estoy seguro, el objeto de estudio y análisis más nuclear para los próximos decenios.

Como no voy a estar para comprobarlo, permítaseme atreverme a apuntar algunos elementos del mundo al que nos puede llevar China:


         1º Un mundo sin guerras: estamos corroídos por las guerras: Ucrania, Siria, el genocidio de Palestina, Israel, el Sahel, África... Dos guerras mundiales en Europa y Asia..., la infinidad de guerras que sufrió y provocó Occidente durante los últimos siglos... China, desde su filosofía confuciana, apuesta por la paz, por la solución de los conflictos a través del diálogo, la negociación, el acuerdo, la cooperación. ¡Qué bien para el siglo XXI si prevaleciese esa alternativa!


        2º Un mundo en el que prevalezcan los ciudadanos, su voluntad expresada en Parlamentos o Asambleas, las leyes de las que se dotan, las instituciones avaladas por el derecho internacional.


La filosofía confuciana, que fue la base política y ética del Impero del Centro durante dos mil años, defiende los valore del hombre en sociedad, la colectividad por encima del individuo, la familia, el Estado organizado, con un gran sentido de autonomía, sin deísmo alguno; es decir, sin sometimiento a autoridad divina o religiosa que le imponga mandato alguno por encima de la misma sociedad humana organizada.


¡Qué bien si prevaleciese esta alternativa para el siglo XXI, sin teocracia alguna, ni cristiana, ni judaica, ni islámica, ni hindú! ¡Una alternativa que nos liberaría de todas las guerras religiosas, que asolan nuestro mundo con mandatos religiosos que quieren imponer reparto de territorios, pueblos elegidos, discriminaciones de sexo y luchas fratricidas, basadas en libros sagrados y sus diversas interpretaciones!


¿Adónde nos lleva China? ¿Es China una alternativa?

¡Busquemos la respuesta sin ira, ni prejuicios, ni dogmas religiosos o políticos!



-Este artículo ha sido publicado en el periódico Mundodiario. Puedes consultar el original aquí.

*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.

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