A VUELTAS CON EL VIAJE DEL PRESIDENTE PEDRO SÁNCHEZ A CHINA: UNA REFLEXIÓN PAUSADA
Por Ramón Mª Calduch*
Publicado el 24/09/2024
Foto: autor.
El reciente viaje del presidente Pedro Sánchez a China, pocos días después de sendos viajes a dicho país realizados por Juan Lobato (PSOE) y Juanma Moreno (PP), por ese orden, que parecían estar muy bien coordinados, si no fuera por la multitud de críticas recibidas, de un lado y de otro, ha sido en mi opinión bastante significativo.
Durante su visita, Sánchez se reunió con el presidente Xi Jinping y otros líderes, políticos y empresariales, para fortalecer las relaciones económicas entre España y China. Uno de los temas más destacados fue la discusión sobre los aranceles a los vehículos eléctricos chinos que la Unión Europea está considerando modificar o mantener.
Sánchez ha abogado por evitar una guerra comercial, argumentando que "las guerras comerciales no interesan a nadie". También expresó su preocupación por las posibles represalias de China, que podrían afectar negativamente a la industria porcina española, entre otras cuestiones.
Pero, para mí, lo más importante es que Sánchez ha promovido una relación económica basada en la apertura y el aumento del comercio y las inversiones, especialmente en sectores como la tecnología industrial avanzada, el hidrógeno verde y las infraestructuras sostenibles.
Desconozco cómo estuvo de preparado por ambas partes dicho viaje y también el seguimiento que se estará haciendo de lo allí acordado, pero los ocho acuerdos, en diferentes ámbitos, que finalmente se firmaron, reflejan un esfuerzo conjunto por fortalecer las relaciones bilaterales y promover un desarrollo económico sostenible.
También tienen el potencial de beneficiar significativamente a las empresas españolas en varios sectores, fundamentalmente Comercio e inversiones (se han establecido nuevos marcos para facilitar el comercio bilateral y fomentar las inversiones entre ambos países), Cultura y educación (se han firmado acuerdos para promover intercambios culturales y educativos, fortaleciendo la cooperación en estos sectores), Ciencia y tecnología (se han acordado colaboraciones en investigación científica y desarrollo tecnológico, con un enfoque en la innovación) y Desarrollo verde (se han establecido compromisos para trabajar juntos en proyectos de sostenibilidad y energías renovables), entre otros.
Efectivamente, las empresas españolas que trabajan en tecnologías verdes, como el hidrógeno verde y las infraestructuras sostenibles, podrán acceder a nuevas oportunidades de colaboración y financiación en China. Los nuevos marcos para facilitar el comercio bilateral y fomentar las inversiones pueden abrir puertas para que las empresas españolas expandan su presencia en el mercado chino. Las iniciativas para promover intercambios culturales y educativos pueden beneficiar a las instituciones educativas y culturales españolas, facilitando programas de intercambio y colaboración con sus contrapartes chinas. También las colaboraciones en investigación científica y desarrollo tecnológico pueden impulsar la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías en empresas españolas.
En resumen, estos acuerdos pueden proporcionar un entorno más favorable para que las empresas españolas crezcan y se desarrollen en el mercado chino, al tiempo que se fortalecen las relaciones bilaterales entre ambos países.
Por otro lado, el viaje de Pedro Sánchez a China, como no podía ser de otra manera, también ha recibido críticas y alentado preocupaciones. Entre ellas, se le critica el poner de manifiesto una excesiva dependencia económica, el dar una señal de debilidad y de falta de firmeza en la defensa de los intereses europeos y, asimismo, aunque se firmaron los acuerdos que hemos indicado, algunos críticos consideran que los beneficios tangibles para España aún no están claros y que el viaje podría no haber logrado resultados significativos a corto plazo.
Pues bien, a la luz de todo ello, en mi opinión, tiene una especial relevancia que, en las mismas fechas, precisamente el pasado 9 de septiembre, se diera a conocer en Bruselas un informe sobre la competitividad económica de la UE, presentado por el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi.
Dicho informe, que se titula "El futuro de la Competitividad Europea", refleja la profunda ansiedad de Europa por no quedarse atrás de Estados Unidos y de China en competitividad tecnológica.
Sin embargo, en lugar de tener en cuenta también la realidad de los desafíos planteados por China y su propuesta de “Comunidad de Futuro Compartido para promover la cooperación internacional y construir una comunidad global”, abordando conjuntamente los desafíos de desarrollo y seguridad, el informe Draghi se limita a proponer reformas radicales para revitalizar la economía europea.
Al margen de cuestiones de estrategia geopolítica, creemos que uno de los principios subyacentes de estas reformas, que propone el Sr. Draghi, debe ser el abandonar la idea errónea de desarrollar la tecnología a través del proteccionismo.
Y ahí es donde, en mi opinión, acierta el presidente Sánchez, en sus declaraciones realizadas en China, a la luz de lo visto y dialogado, y al visualizar de manera clara y evidente que, en economía, como en política, la cooperación es fundamental, por mucho que sus manifestaciones y reflexiones hayan molestado en algunos círculos del poder político de la Unión Europea.
Interesante posición manifestada también por otros países de la UE, además de Alemania, que veremos en que acaba el próximo mes de noviembre y si sirve también para que, por fin, se saque del cajón y se firme el acuerdo de inversiones entre la Unión Europea y China que ya fue consensuado en su día y que allí permanece, desde diciembre de 2020.
*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.
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