50 años después: adónde van España y China. Podcast Descifrando China, con Georgina Higueras
La Fundación Consejo España China, en su podcast Descifrando China, entrevistó a Georgina Higueras*, vicepresidenta de Cátedra China, el 30 de marzo de 2023 en su episodio número 10, aprovechando que este mismo año se cumplen cincuenta años del establecimiento oficial de relaciones diplomáticas entre la República Popular China y España.
Este texto, a continuación, es una transcripción, resumida y editada, del episodio 10 del podcast «Descifrando China».
Pregunta: ¿Cuáles crees que han sido los principales hitos de las relaciones entre España y China en estos 50 años? ¿Cuáles han sido las principales características de la política exterior de España hacia China?
Respuesta: Teniendo en cuenta que para los chinos la relación personal es muy importante y que estábamos en un momento de transición también muy importante en los dos países, yo diría que los puntos más importantes fueron la primera visita de los Reyes, en 1978, y la visita del primer presidente del gobierno que viajó a China, que fue Felipe González, en 1985.
Y fue muy importante para los chinos, pero sobre todo también fue muy importante para los españoles, porque los españoles éramos un país muy cerrado, que veníamos de la época del franquismo, donde los comunistas se veían como si fuesen los enemigos del país. Hubo un recibimiento enorme, y luego se puso tan de moda la frase aquella de la entrevista que tuvo Felipe González con Deng Xiaoping de «gato blanco, gato negro, lo importante es que cacen ratones».
Todo eso fue fundamental para acercar más que China a España, España a China. Y esto poco a poco dio paso a unas relaciones que, como no tenían conflictos históricos, pues fueron lentamente desarrollándose. Así fue como llegamos a 1989, en que tuvo lugar la famosa crisis de Tiananmen, y España era en ese semestre la presidenta del Consejo Europeo. Y España, en cuanto Europa levantó la prohibición a viajar de los funcionarios, el ministro Fernández Ordóñez fue a Pekín.
Esa visita fue fundamental porque la crisis había sido durísima, supuso un enfrentamiento en la cúpula del Partido Comunista, podía haber derivado en una guerra civil, y China de pronto se encontró que las sanciones que ponía Occidente podían devolverla al siglo de la humillación. Se valoró mucho el que Fernández Ordóñez la visitara, y esto en parte reflejaba también la política exterior de España, que era una política de bastante comprensión hacia China, hacia lo que China estaba haciendo. ¿Por qué? Porque nosotros estábamos también en un periodo de transición muy importante, España hacia la democracia y China hacia la política de mercado.
China, en el año en el que Deng Xiaoping tomó el poder, en diciembre del 78, era un país muy pobre. Yo llegué a China en 1979 y verdaderamente notabas la pobreza en todos los sitios, y gracias a ese cambio tan brutal, ese empeño de Deng Xiaoping en poner en marcha la política de reforma y apertura, gracias a eso China se ha convertido en la segunda potencia económica del mundo. Deng tenía que estar luchando todo el tiempo contra la ultraizquierda. El maoísmo seguía instalado, y las reformas que él hacía eran un cambio tan brutal que la gente tenía una fuerte oposición. La política en general de los españoles fue de comprender las dificultades que China tenía, y en ese sentido, nos acercamos mucho a China.
El mejor amigo de China en Europa
Pregunta: España ha pasado por tener una posición más amistosa hacia China, o por lo menos menos contenciosa que la de otros países de su entorno. ¿Qué crees que hay de verdad en esta frase tantas veces repetida de que España es el mejor amigo de China en Europa?
Respuesta: La visita de Fernández Ordóñez nos convirtió en ese momento en el país más amigo de Occidente, porque habíamos sido los primeros en ir después de la crisis de Tiananmen. Y eso, unido a que no había conflictos históricos, facilitaba el diálogo, facilitaba el contacto, y China definió en más de una ocasión a España como el país con el que tenía mejores relaciones.
Luego las cosas cambiaron cuando la Audiencia Nacional decidió juzgar al presidente, entonces ya expresidente, Jiang Zemin, y a varios altos funcionarios chinos por su política en Tíbet, por el supuesto genocidio en Tíbet. En China no existe la división entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial. China no entendía cómo un país amigo podía hacer una política así, por más que se le explicaba que esa era una decisión de los jueces; eso no fue entendido por China.
Para evitar una crisis mayor, el gobierno del PP consiguió cambiar esa legislación de manera que la Audiencia no pudiera tener esa capacidad de juicio. Y el juicio murió. Eso supuso un freno en la buena amistad que tenían España y China. Fue muy difícil para los chinos entender cómo podía haber una crítica tan fuerte a su política en Tíbet. Eso deterioró un poco las relaciones, pero en general fueron buenas.
Ahí contábamos también con un actor muy importante para China, que fue Samaranch, porque China quería tener los Juegos Olímpicos. Cuando finalmente se aceptó que se celebrasen en China en el año 2008, Samaranch se convirtió casi en un ídolo. Fue un introductor también de una política de amistad entre España y China.
Pregunta: Has aludido un par de veces a la ausencia de conflictos históricos. Supongo que en este caso jugó en cierta medida a nuestro favor el hecho de que cuando China empieza ese siglo de la humillación, era el momento en el que el Imperio Español iba ya en declive.
Respuesta: El famoso siglo de la humillación empieza precisamente con el Reino Unido, en 1839 con la Primera Guerra del Opio. Hoy en día vemos totalmente imposible que un país haga una guerra al otro porque no acepta que se le venda opio. Pero en esa época se vivía el auge del Imperio Británico. En China no se compraba nada de Occidente porque no interesaba y sin embargo, los barcos del Imperio Británico tenían que volver llenos porque se había puesto muy de moda en Europa todo lo que era chino.
Los brocados, las porcelanas, la seda. Hasta que los británicos descubrieron que lo único que podían venderles era el opio. A partir de ahí empieza la Primera Guerra del Opio, la Segunda Guerra del Opio, luego empiezan todos los tratados desiguales, luego fuerzan a China las potencias europeas, desde Rusia hasta Alemania, y luego ya viene la invasión japonesa. China se tuvo que poner de rodillas frente a las potencias europeas y asiáticas, porque también estaba Japón.
Hasta el siglo XIX, China prácticamente tenía el 30% del PIB mundial. Era un país muy desarrollado, un país que había descubierto muchísimas cosas. China no entendió, digamos, cómo Occidente la conquistaba. Lo tienen muy grabado y, si vemos los actuales discursos del presidente Xi Jinping, parte del nacionalismo chino que vemos hoy en día se basa precisamente en decir que China nunca más tolerará la humillación sufrida en ese siglo que empieza en 1839.
Desequilibrios comerciales
Pregunta: La relación de muchos países con China está muy marcada por la dimensión económica. En el caso de España, China fue en 2022 su cuarto socio comercial si atendemos al volumen total de operaciones. Este dato esconde una cierta asimetría, porque mientras que China fue el primer proveedor de bienes para España, sólo fue su undécimo cliente. ¿Crees que es factible equilibrar la balanza?
Respuesta: Es muy difícil. El comercio entre China y España siempre estuvo a favor de China. Sigue habiendo un desequilibrio en la balanza y este año se está agudizando. Es cierto que China, además, con la nueva política de Circulación Dual, lo que busca sobre todo es la autosuficiencia. China está muy preocupada por el antagonismo de Estados Unidos y además, como es un país que ha sufrido enormemente las hambrunas, la población le exige que haya una seguridad alimentaria.
Lo que están intentando ahora es tener una mayor autosuficiencia en temas como la seguridad alimentaria, en temas donde España exporta mucho a China, pero sobre todo es en la industria donde esa autosuficiencia se va a marcar. China lo que está intentando es que haya una mayor apertura, de manera que las empresas extranjeras vayan a China, se les facilite el fabricar en China y el vender en el mercado interior de China.
Esto para las empresas extranjeras es muy importante, porque China es un mercado de 1.400 millones de habitantes. Y esto también obligará a las empresas extranjeras a sinizarse. Por lo tanto, hay pocas posibilidades de que ese desequilibrio en la balanza de pagos entre España y China se resuelva, pero sí que las empresas españolas pueden ir a China, invertir en China y utilizar el mercado interior chino. Es enorme.
Precaución ante las inversiones
Pregunta: Y en cuanto a las inversiones chinas en España, ¿cómo dirías que ha evolucionado la posición española en los últimos años o décadas? ¿Crees que hay mayor precaución hacia las inversiones chinas?
Respuesta: Estados Unidos presiona a sus aliados europeos para tener una menor dependencia de China, para que vigilemos las inversiones chinas. Por eso también el Parlamento Europeo aprobó un mecanismo de revisión de inversiones de, supuestamente, todos los países. Pero a nadie se le escapa que las que se miran con más detalle son las inversiones chinas. ¿Por qué? Pues porque no hay una igualdad en el trato. Es decir, China en parte por su política, por la iniciativa de la Franja y la Ruta, está haciendo grandes inversiones en infraestructuras, que son inversiones estratégicas. Europa está empezando a frenar este tipo de inversiones.
Hay inversiones chinas en puertos, una enorme inversión en el puerto del Pireo de Grecia, pero también en los puertos españoles, en Valencia, en Barcelona, en Bilbao… Esto cada vez se va a mirar más. ¿Por qué? Porque hay ciertos sectores en la economía china que están absolutamente cerrados a las inversiones extranjeras. Y esto molesta en Europa y es lo que está llevando a que se tenga más reticencia hacia las inversiones de China. Es uno de los motivos por el que España no ha firmado el memorándum de entendimiento de la Nueva Ruta de la Seda.
Un memorándum que sí firmaron otros países de su entorno, como Portugal o Italia, que supuso un campanazo, porque es el único miembro del G7 en hacerlo. Lo tiene también Grecia y algunos otros países de Europa del Este. Pero España, que parecía que lo iba a firmar, creo que hubo presiones exteriores, posiblemente no solo de Estados Unidos, sino también de la misma Francia o Alemania, para que no se firmara.
Tensiones geopolíticas
Pregunta: Vivimos un momento de creciente tensión entre Estados Unidos y China, algo que está generando un cierto efecto de arrastre en Europa y, por tanto, en España. Se habla mucho de la llamada autonomía estratégica de la Unión Europea, que sería su capacidad para tener una voz y unas agendas propias. ¿Cómo evalúas esta capacidad de Bruselas para tener una política exterior propia hacia China?
Respuesta: Yo creo que es fundamental para Europa alentar una política común. Es fundamental para Europa que tengamos una autonomía estratégica. Ser aliado de Estados Unidos no quiere decir que los intereses de Estados Unidos sean los intereses de Europa. Europa ya debe tener su propia política y defender sus propios intereses. Yo creo que la política que Europa debe seguir con respecto a China no debe ser de cerrar los ojos y hacer la política de Estados Unidos.
Estados Unidos quiere mantener su hegemonía y no tolera los avances de China, y su política está muy centrada en cercar a China. Nosotros no deberíamos tener esa política. Europa debería tener una política de más comprensión y sobre todo, una política en que nos permitiera ser actores internacionales. Que Europa jugara como un actor internacional y no como el escenario donde se dirime la disputa entre las grandes potencias, entre Estados Unidos y la Unión Soviética primero, y ahora entre Estados Unidos, Rusia y China.
Esto es muy perjudicial para Europa, que debe impulsar su autonomía estratégica y convertirse en un actor internacional que permita tender puentes entre China y Estados Unidos, evitar que pueda haber una conflagración entre esas dos potencias y no hacer una política seguidista de Estados Unidos, porque eso introduce más posibilidades de que vayamos al desastre.
La presidencia europea
Pregunta: España va a asumir en el segundo semestre del año la presidencia rotatoria del Consejo, algo que a buen seguro va a estar presente en la reunión entre Pedro Sánchez y Xi Jinping. ¿Cómo crees que puede influir España en la política europea hacia China?
Respuesta: Bueno, para España lo primero es fomentar la unidad de Europa. Esto debería constituir nuestra razón de ser en política exterior. España es un país pequeño y solo tiene fuerza dentro de la Unión Europea. Lo puede hacer este semestre es trasladar los intereses de China a Bruselas y que todos juntos tratemos de tener una política un poco más comprensiva hacia China. Tener una política más comprensiva hacia China, digamos de respeto, de trato de igual a igual; China no pretende imponernos su sistema y yo tampoco creo que sea muy sano que nosotros intentemos imponer nuestro sistema a China.
Creo que hablando y discutiendo se puede evolucionar. China ha evolucionado muchísimo, ha creado un montón de leyes dentro del sistema internacional y eso le ha permitido la apertura, el diálogo con Occidente. Romper el diálogo con Occidente no es para nada positivo. Y dentro de esta mayor comprensión, creo que hay muchísimo campo de cooperación en temas como por ejemplo el cambio climático, en el que China está muy preocupada y Europa también. O en en seguridad alimentaria. China también está muy preocupada por este tema y yo creo que la Unión Europea puede generar también grandes puntos de cooperación en temas de desarrollo en África, en América Latina, en Asia.
En fin, yo creo que hay un enorme campo de cooperación con China y que se trata de que China entienda nuestra política, nuestros intereses, pero también que nosotros entendamos los intereses y lo que China busca. Pensemos que el gran interés de China, más que convertirse en la nueva potencia del mundo, es que su población viva mejor. Son 1.400 millones de habitantes y la renta per cápita de China, aunque es la segunda potencia económica mundial, es de unos 10.000 euros anuales, es decir, un tercio de la española. Hay un camino enorme de desarrollo que, si se trabaja con China conjuntamente, puede ser beneficioso para todos, porque para ellos lo fundamental es la mejora del nivel de vida de su población. Los chinos son muy pragmáticos y lo que quieren, sobre todo, es una mejora del nivel de vida. Y en eso yo creo que hay mucho campo.
Perspectivas de futuro
Pregunta: Te pediría un ejercicio de prospectiva a medio plazo. ¿Eres optimista con respecto al desarrollo de las relaciones bilaterales España-China en las próximas décadas?
Bueno, lo que me pides es muy difícil, porque tal y como está el mundo, tan caótico y sobre todo tan impredecible, es muy difícil ver qué va a pasar en las próximas décadas e incluso qué va a pasar en los próximos años. Lo ideal sería avanzar en los campos de cooperación que ya te he mencionado. Y eso sería lo mejor para Europa y, por supuesto, lo mejor para España. Pero yo creo que si seguimos con la política, digamos, de hostilidad que mantiene ahora mismo Estados Unidos frente a China, esto nos puede llevar a un camino mucho más oscuro y mucho peor.
Se trata de que Europa se convierta en un actor internacional, de que fomentemos no solo la fuerza de China y de Estados Unidos. Vemos que hay también un mundo multipolar, hay países que quieren salir adelante, como India, como Indonesia, como México, como Brasil o Argentina. Convirtiéndonos en un actor internacional, tenemos posibilidad de mejorar y de fomentar un multilateralismo y de que las cosas vayan mejor. Hay espacios para todos y el planeta tiene suficientes problemas como para que en vez de estar haciendo guerras, nos dediquemos a resolver los problemas que hay en el planeta.
Yo creo que la Unión Europea, que se formó de la voluntad de Alemania y de Francia de que no hubiera más guerras, esa voluntad pacifista que nos ha llevado a todos a unirnos para no volver a ser escenario de una guerra, esto lo tendríamos que tener presente y tratar de fomentar el diálogo, de llegar a una solución de las cosas que sea por la vía diplomática en lugar de por cercar e imponer y dañar a otros países.
Esta transcripción del episodio 10 del Podcast Descifrando China ha sido publicada en la página web de la Fundación Consejo España China el 30/03/2023.
- Puedes escuchar el capítulo del podcast completo aquí.
*Nota: Las ideas contenidas en las publicaciones de Cátedra China o de terceros son responsabilidad de sus autores, sin que reflejen necesariamente el pensamiento de esta Asociación.
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